Ruido aparte, que en esta ciudad es difícil, no hay tema importante que no sea utilizado por los aspirantes a gobernar, la oposición, con fines políticos insanos. Los sanos son los que aportan desde otra visión y con ánimo constructivo una alternativa mejor a la pretendida por el adversario, pero eso requiere responsabilidad y compromiso con tu ciudad, conceptos que distan mucho de lo que ha venido siendo la labor de la oposición en la Casona. Quizás por eso sean oposición.

Cuando parecía que el ruido sobre La Mundial llegaba a su fin, la suspensión cautelar de las obras ha dado oxígeno a quienes se enfrentaban a una campaña electoral sin nada que vender, más allá que unas pocas ocurrencias de última hora.

No soy partidario de desmerecer un edificio antiguo por el hecho de serlo, como tampoco de otorgarle una protección extraordinaria sin motivación suficiente. Las cosas hay que valorarlas en su justa medida, y en esa justa medida el edificio que en los años cincuenta albergó la pensión de Hoyo Espartero no es un Bien de Interés Cultural, pese al intento de algunos, ni tan siquiera un edificio protegido, y si no es ni una cosa ni otra por algo será.

Salvando, que el compromiso es conservarlas, sus rejas ornamentales y carpintería de balconeras el edificio es feo, sólo hay que mirarlo desde cualquier perspectiva. Lógicamente tiene su historia, es un edificio del siglo XIX, el autor del proyecto fue Guerrero Strachan, padre de calle Larios, fue levantado para residencia de los Condes de Benahavís y albergó el Gobierno Civil tras el incendio de la Aduana en 1922. Pero es feo.

Mantener un edificio degradado que hasta hace quince años pasaba totalmente desapercibido y a nadie interesaba es una sinrazón, más aún cuando se requiere una actuación urgente en su enclave. La Mundial y Hoyo Espartero es la puerta de entrada al centro histórico y cambiar el entorno no es caprichoso, es necesario.

Opiniones habrán tantas como colores, sin duda, pero la realidad es visible a los ojos de cualquiera, solo hay que mirar lo que en sí es la antigua pensión.

Lo que no es opinable, aunque algunos los demonicen a la vez que reclaman empleo y bienestar, es la inseguridad jurídica que creamos al que quiera invertir en proyectos de este tipo. Hoy sí, mañana no, y mientras tanto su inversión paralizada. La Mundial no es más que uno de los muchos proyectos que sistemáticamente se vienen utilizando para, nunca mejor dicho, liar la mundial.