El muerto viviente de la enseñanza bilingüe continúa emergiendo como uno de los más monstruosos ejemplos de postureo institucional de nuestros tiempos. Pero aquí todo da igual mientras la foto salga bien. From lost to the river. Si tan sólo se dedicara un breve instante a valorar con honestidad la eficacia real y conclusiva del sistema y las heridas que está produciendo a sus víctimas, hijos, padres y familias, resultaría inevitable concluir que la excelencia del modelo shines for su ausencia. Pero vaya, ya saben ustedes que aquí, eso de los resultados y de la eficacia nos la trae con fresh wind mientras que la pantomima y el escaparate institucional y político se sigan sosteniendo. Speaking in silver: el único elemento realmente bilingüe que solemos encontrar en los centros es el cartel. Y let's go that let's go. Así, by the street of the amargura, los afectados vamos sobreviviendo gracias a la conmiseración de aquellos profesores cuyo sentido común hace la fat view a las perversiones de un sistema que se mantiene a costa de una minoría de alumnos brillantes que no tienen problemas ni con el inglés, ni con la física cuántica, ni con los fundamentos de la protomateria. ¿Pero qué hacemos con el resto? ¿Qué hacemos con los niños que sólo caen en las asignaturas bilingües? ¿Los aburrimos hasta que abandonen los centros? La educación pública obligatoria y la debida y supuesta formación y profesionalidad de sus docentes debieran sostener, per se, la enseñanza personalizada de cada alumno y no dar lugar a que determinadas aulas se conviertan en tribunales académicos donde los niños nada aprenden pero sí que se les examina de conocimientos oficiales que no tienen más remedio que adquirir a golpe de academia privada, profesor particular o en casa. ¿Velan los aularios de bilingüismo por las medidas extraordinarias de atención a la diversidad respecto de aquellos niños que todavía no son capaces de estudiar en inglés los conceptos de asignaturas como Ciencias Naturales o Ciencias Sociales? Y es que, claro, al alumno brillante soy capaz de darle clase hasta yo. ¿Pero qué hacemos con aquellos supuestos dónde la casuística precisa un plus de dedicación por parte del profesorado? La comunicación fluida y personal de los docentes con las familias resulta más que vital en estos casos a fin de ir sacando a flote a nuestros hijos de las infamias de un sistema donde el alumno recibe menos horas directas de una materia a costa de un inglés falsario. Y todo ello, en detrimento de la materia y del inglés. La metodología y la flexibilidad se tornan más que imprescindibles al objeto de evitar situaciones gravosas donde la enseñanza directa se suple a fuerza de fotocopy in English que, por supuesto, hay que estudiarse en casa, o bien copiando enunciados de textos en un idioma que aún no se entiende, lo cual es más dibujar que escribir y, evidentemente, no lleva a ningún tipo de aprendizaje a los infantes. ¿Realmente es necesario introducir el bilingüismo en las materias que les refiero? ¿Es primordial que nuestros hijos se aprendan en inglés el ciclo del agua o el sistema solar? ¿No sería más inteligente plantear el bilingüismo en Educación Física, por ejemplo, que se presta más al diálogo y a la interacción mediante instrucciones concretas al alumnado? Esta farsa se podrá defender públicamente por adoctrinados pero, de puertas para adentro, con los micros apagados, no hay Dios que la sostenga. Tengan también en cuenta que, si nos limitamos a la educación oficial obligatoria, al final, uno no va a llegar a chapurrear el inglés más allá del Spanglish que yo les estoy escupiendo ahora mismo. Que uno no sale del instituto leyendo a Óscar Wilde en inglés. Mother of the beautiful love, abran los ojos y observen a su alrededor: el español que habla inglés correctamente ha viajado y vivido en los territorios de dicha lengua o se ha interrelacionado con nativos en profundidad. El español que habla inglés correctamente no lo hace por ser hijo de esta blasfemia llamada enseñanza bilingüe. Así que, a quien corresponda, dejen de frustrar el aprendizaje de nuestros hijos con experimentos sin sentido a los que ya se les vaticina un horizonte infructuoso. A little bit of please. For the glory of my mother.