«Find your Dubai». Es el eslogan de oro de un importante espacio publicitario en la BBC. Y no digo que es de oro por la posible inteligencia implícita en el mensaje. Me refiero en realidad a las astronómicas sumas que esta campaña publicitaria en horas de máxima audiencia de la augusta cadena de televisión británica le deben estar costando a las arcas dubaitíes.

Con la visión que siempre presta el conocer algo del paño, es decir del oficio hotelero, era difícil no advertir en esta potente campaña de publicidad turística del emirato un objetivo: el de mejorar las expectativas de la industria turística de Dubai, quizás algo desilusionada por los resultados de su sector estrella, los hoteles-rascacielos. El tema es apasionante. Y sobre todo para Málaga y para toda la Costa del Sol.

El contenido del excelente vídeo publicitario de la BBC insinuaba la posible existencia de problemas en el «merchandising» turístico del Emirato: como también lo confirmaba la fugaz presencia de las dos joyas de la corona hotelera dubaití -el Burj Al Arab, casi oculto éste por un primer plano de airosas palmeras, y el Burj Khalifa, casi invisible (lo que no deja de tener su mérito, cuando hablamos del hotel más alto del planeta). Ambos -y unas escenas de un lujoso spa- contrastaban en su discretísima presencia con la riqueza y la profusión de imágenes dedicadas al Dubai primigenio. Palmerales, halcones, dunas de suaves arenas y austeros desiertos pedregosos. Pescadores en el litoral, casi bíblicos. Como también parecían bíblicos los sonrientes nativos y sus ropajes típicos. Sin olvidar el colorido de los platos de la cocina de los antiguos nómadas, sus curiosas artesanías o la sencilla arquitectura tradicional del Emirato.

Ya los había oído a través de colegas hoteleros afincados en aquellas tierras. Rumores que aludían a cierto cansancio en los turistas de alto poder adquisitivo que visitaban Dubai. Temían que los rascacielos espectaculares, casi de ciencia ficción, podrían ser contemplados por algunos «trend-setters» como algo cuya capacidad de fascinación ya ha pasado. En claves más cercanas a nosotros, es difícil no pensar que el futuro rascacielos hotelero proyectado en el puerto de Málaga podría estar convirtiéndose en una idea desaconsejable.

Mis dudas se han desvanecido después de un reciente artículo del prestigioso Arab News. Destaco los titulares: «Los hoteles de Dubai informan sobre la bajada de sus cifras de ocupación y sus precios en diciembre». Preocupante, ya que en diciembre, sobre todo en las fechas cercanas al fin del año, es cuando el negocio turístico dubaití alcanza su periodo de máxima demanda. Comparable a la de agosto en nuestro Mediterráneo.

Es verdad que estas cifras reflejan el impacto de la incorporación de nuevos hoteles al mercado dubaití. Suele ocurrir. Como suele ocurrir cuando los condicionantes de un mercado menos competitivo conllevan un descenso en la media de ocupación y en el precio por habitación vendida. Afectando negativamente a los dos pilares de la rentabilidad de una inversión hotelera. Según Arab News, en diciembre la media de ocupación de los hoteles de Dubai bajó un 2,7 por ciento para estabilizarse en un 79,2 por ciento mensual, mientras los ingresos medios por habitación bajaron en diciembre un 6,9 por ciento para situarse en 600.98 dirhams. Los fríos números tendrán una probable última palabra.