Mercaderes en el templo sagrado de todos...

Ya que algunos se creen superiores simplemente por afiliarse a un Partido e ir «a dedo» en sus listas electorales, podrían por decencia, no política, sino personal, exigir que cualquier medida o promesa «mitinera» fuera acompañada con un minucioso detalle entendible por todo tipo de «cla».

Esa actitud personal y de equipo sería mucho más aplaudible que los discursos banales, teledirigidos, desde los despachos controladores del proceso electoral.

Simplemente con exponer el cuadro de remuneraciones y todos sus conceptos de todos y cada uno de los políticos, bastaría para que el «analfabeto votante», por ley natural, comenzara a comprender... lo que es una resta, lo que es un abuso, lo que son las diferencias sociales primarias...

La siguiente simpleza sería la guerra abierta sin fisuras a la economía sumergida... Economía que daría para soportar todo el coste en materias de ayudas sociales. simpleza, ésta, que sólo exige trabajo, sin descanso, de Inspección Tributaria y Laboral.

Por último, y ya no es una simpleza, se deberían utilizar los decretos leyes sumarísimos para perseguir la corrupción, modificando nuestras Leyes:La corrupción, en su más amplio sentido, es decir los figurantes y los beneficiarios, deberá operarse con medidas drásticas: cárcel y aislamiento mientras no aparezca el dinero defraudo y posteriormente la pena que imponga el Tribunal correspondiente.

Queda la modificación del Código Ético para los políticos, jugadores habituales en el templo sagrado de la democracia: Concreción de sus responsabilidades y penas por el incumplimiento de sus promesas o por el abuso de las mismas...

Todo lo demás es mercadear porque siempre algo queda...

Ángel Alonso. Málaga