Se le nota en la cara, en los gestos, en la mirada; ha perdido su forzada sonrisa porque asiste al desmoronamiento del PP sin que pueda evitarlo. Casado quiere revertir los datos de las encuestas y, como en los buenos tiempos, saca de la mochila franquista el tan manido y tenebroso recurso (Franco en la Plaza de Oriente) de que vienen los socialistas, los comunistas y la masonería; ya saben el contubernio judeomasónico. Y Franco dando palmas con las orejas en el Valle de los Caídos. Casado, para cerrar círculo de quienes quieren hundir España, echa mano a independentistas y a los etarras. Pedro Sánchez desayuna todos los días con Otegui y con Quim Torra, pan con tumaca, regado con txakolin. Y todo ello porque el invento de los viernes sociales, made in María Jesús Montero, se han convertido en sus viernes de dolores. El PP rechazó los seis decretos aprobados buscando rédito electoral, tal cual ha hecho el PSOE, con la diferencia de que los socialistas consiguen se aprueben ayudas a los parados mayores de 52 años, de la ampliación del permiso de paternidad y los cambios en el mercado de alquiler. Y eso renta en las urnas. Casado va a necesitar buenas dosis de paracetamol por los quebraderos de cabeza que esta precampaña electoral le está produciendo. Ya veremos cuando entremos de lleno en campaña. Paracetamol e ibuprofeno en dosis masivas. Renegar de los derechos sociales trae estas cosas.

Porque Casado no tiene día de asueto o de descanso ya que, cuando menos se lo espera, saltan las espoletas de un PP achicharrado por la corrupción. De nuevo, Valencia con el recuerdo de Rita Barberá, su alcaldesa proteica, que estuvo metida en todas las salsas, con su cuñado José María Corbin en la cárcel por una trama de mordidas que nadie sabe cómo terminará. O el caso Kitchen (yo prefiero llamarlo: cloaca) con la policía patriótica que se inventó el gobierno de Rajoy (¿estaba o no en el ajo?) y al frente, el ministro de comunión diaria, Jorge Fernández Díaz, quien fuera su mano derecha en el juego sucio, Coixidó y el exsecretario de Seguridad, Francisco Martínez. Cloaca apestosa que podría hundir la expectativas electorales de Casado y del PP. Este es un caso que salpica de forma directa el PP y a su dirección. Pero Casado mira a otra parte. Lógico. Dar explicaciones no es el estado natural del líder del PP ya que considera que lo sucedido antes de su mandato no va con él.C

Casado estará en campaña en Sevilla y Málaga, dos plazas donde el PP se la juega en Andalucía. ¿Objetivo? Terminar con la hegemonía socialista. No lo tendrá fácil, por no decir imposible. No hay que negarle que tiene más moral que el Alcoyano. Y si se hunde puede verse afectada la credibilidad del gobierno del presidente Moreno e incluso abrirse una brecha que nadie en la derecha quiere; ni tan siquiera Vox que, como el niño malo de la película, amenaza un día sí y otro también con no votar los presupuestos. Lo hace con la boca chica y tragará todo lo que le ponga el PP por delante, incluso en lo que es más beligerante, la ley de Memoria Democrática y la Ley de Género. El presidente Moreno, en apenas unos meses, ha cogido tantas tablas políticas que llevarse al huerto a Vox será cosa de coser y cantar. Es tal su manejo de los tiempos y del quehacer político que le hizo capaz de vender la eliminación del impuesto de sucesiones como el Eldorado para el contribuyente cuando de todos es sabido que su abolición beneficia a los ricos, a los que pueden dejar en herencia por encima del millón de euros; o sea, la mayoría de la población andaluza.

Moreno y Bendodo, el dúo dinámico, andan haciendo sus deberes, con no poco ardor guerrero. Están a punto de levantar las alfombras socialistas, abrir cajones y terminar de fumigar a tanto enchufado como dicen que se encontraron en la Junta. Manejan los datos y las referencias históricas con suficiente arte como para parecer invencibles en su cometido. Y como eso de los presupuestos es cosa de masticar lentamente, lo dejamos para junio; para después de las elecciones, no sea que le abramos otro frente a Pablo Casado. Están tranquilos porque no otean en el horizonte que Vox les vaya a retirar su apoyo. Perro ladrador, poco mordedor. Pero no pueden evitar que se abran algunos frentes no controlados, como cuando el novato José Imbroda saca lo de las guarderías y el recorte social o que los sindicatos, todos, le pidan a Jesus Aguirre de qué va el plan de choque para terminar con las listas de espera, un ejercicio voluntarista lleno de mucha verborrea. El final: la sanidad privada.

P.D.- (1) A mí la legión. El Jueves Santo, y ante el Cristo de la Buena Muerte, Casado, Abascal y Rivera, sacarán pecho. Hay que rivalizar por el voto hasta en Semana Santa. Lo que no sabemos es si cantarán el himno como hicieron dos ministros de Rajoy.

(2) Daniel Pérez, el joven y suficientemente preparado para ser alcalde de la ciudad de Málaga, no le hará fácil al alcalde actual que ceda terrenos gratis para la universidad privada que quiere montar la Universidad Católica de Murcia.