Dice el refrán que a quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija. Pues buenos serán todos los árboles que quepan en los 177.000 m2 que se iban a llenar de acero y ahora finalmente de bosque, y buena será la sombra de aire limpio que tanto verde nos ofrezca. Habrá que agradecer durante muchos años a la plataforma BUM (Bosque Urbano Málaga) su iniciativa y su empeño, pues va a acabar trayendo a la ciudad un proyecto tan único en Andalucía como necesario en todas partes: un pulmón de tranquilidad, un barrio de árboles para oxigenar este imperio de cemento y prisas.

La sorpresa llegó el pasado 30 de marzo cuando el pleno del Ayuntamiento aprobó la moción que hará el proyecto realidad con 15 votos a favor y 14 en contra. Y es que los que eran menos acabaron siendo más porque se plantaron todos, y también porque a los otros les dieron plantón. De esa imprevisible circunstancia surgió ese voto de diferencia del que brotará un bosque entero en Repsol como si se izara un cambio.

No parece mala idea mejorar la ciudad, su habitabilidad, reducir el monopolio de los coches y la contaminación, abrir espacios al ciudadano libres del enfoque turístico, que lo convierte todo en un parque auto-temático y acaba transformando cada ciudad en una caricatura de sí misma. Como una película reducida a un mero tráiler, o reventada con spoilers. Ese bosque devolverá a la ciudad personalidad, subrayará la que tiene, en especial la capacidad de decidirse a sí misma, de convertir una iniciativa ciudadana en una propuesta aprobada.

Parece una buena noticia, y para todos, porque lo verde no entiende de colores. Y si nada lo frena, seguro que en unos años pasean por ese bosque tan contentos los que lo promovieron y los que no consiguieron pararlo. Unos orgullosos, los otros satisfechos.