Lo fácil sería hablar de fútbol, de lo que se juega esta tarde el Málaga y sobre todo su entrenador Juan Ramón López Muñiz si no se le gana al Extremadura en el estadio de La Rosaleda y, si vienen muy mal dadas, el equipo cae de entre los seis primeros por vez primera en lo que va de competición liguera. Eso sería lo fácil, pero toca hablar de Semana Santa. Y es necesario hablar de ella con cierta ironía, es que es como mejor se toca cualquier tema espinoso. Así se hace maravillosamente en una película que me encanta, de la que sería injusto decir que es un peliculón como que es poco conocida. En una escena de El mundo es nuestro, la primera película de Los compadres Alfonso Sánchez y Alberto López, la hermandad de nuestro señor del bendito enterismo realiza su estación de penitencia, topándose con un amplio dispositivo policial intenta acabar con un atraco con rehenes a una surcusal bancaria ubicada en una calle que está en pleno itinerario oficial de dicha cofradía. La escena podría resumirse con el título de un chiste: «Un hermano mayor, el delegado del Gobierno en Sevilla y una comisaria de Burgos», aunque otra forma de resumirla sería diciendo que la Semana Santa no se adapta a la realidad, la realidad se adapta a la Semana Santa y eso ya no es ningún chiste. Pues es lo que está pasando en Málaga. En un año clave para el mundo cofrade de la ciudad (¿y cuál no lo es?) por aquello del nuevo recorrido oficial, el centro de la ciudad está patas arriba desde bastantes días antes del inicio de las procesiones «oficiales». Ya me perdonarán las comillas, pero entre los ensayos, los entrenamientos libres con varales y equipo de sonido, con varales pero sin música y los traslados, uno pierde algo la perspectiva. El otro día se hacía público el bando municipal del alcalde Francisco de la Torre que prohibía las sillas en la vía pública, y yo desde el martes no veo otra cosa que sillas de madera y de plástico por todo el entorno de la calle Larios. Sillas... y graderío. Hablan los que entienden de tronos de que la nueva tribuna mejora a la anterior y que es menos mamotreto que la de otro años pero al menos en Navidad se podía pasar por debajo del árbol que colocaron en la plaza de la Constitución, no sé si me entienden... Pasa un poco eso, que no se puede pasar, en la plaza de la Marina, donde el paso de cebra ya estrechado por las obras de peatonalización de la Alameda Principal ha quedado en parte sepultado por unas mini tribunas que parecen hechas para ver pasar a Lewis Hamilton o a Valtteri Bottas a 300 kilómetros por hora en vez de a la cofradía de la Sangre o a la Virgen del Rocío. Por donde sí se podrá pasar será por la mencionada Alameda. A contrarreloj se ha trabajado estas últimas semanas, día y noche para regocijo de los vecinos de la zona, para intentar concluir todo el tramo sur y pese a que no se han acabado completamente, resulta difícil definir el sentimiento que provoca que sea la Semana Santa la que motive que se intenten cumplir los plazos de una obra municipal. Quizá lo expliquen las palabras de Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, esta misma semana (preelectoral): «Los cofrades son el mayor cuerpo social de Andalucía». Que mueven más que el fútbol, dijo el presidente. Cofradías, fútbol... y series. Hay cosas de las que uno no se puede librar ni aunque no le gusten. Y es que precisamente este fin de semana, mañana mismo y de madrugá, empieza la última temporada de Juego de Tronos. Qué bien suena, ¿eh? Lo repito: la última temporada de Juego de Tronos. ¿Se imaginan que es verdad?