Este año La Opinión celebra su 20 aniversario. Lo primero que me viene a la cabeza es que el periódico y la empresa que creamos mi primo Vicente Padilla y yo a finales de 1997, llevan vidas paralelas, prácticamente tenemos la misma edad. La vida de La Opinión la puedo comparar con los cambios que hemos vivido desde que nacimos como empresarios en Málaga. En 1999 nos instalamos en la incubadora del PTA, convencidos que el entorno era ideal para elevar el caché profesional de la empresa. Málaga ya tenía su parque tecnológico, con dos grandes multinacionales en su avenida principal y otras empresas repartidas en los pocos edificios que existían aquel entonces, además de la incubadora BIC Euronova. El Aeropuerto de Málaga tenía la terminal Picasso, hoy T2, y la antigua terminal chárter. La Universidad no había completado su traslado a Teatinos, al nuevo campus le faltaba mucho por desarrollarse. Málaga no era asociada en ningún sitio con la tecnología, o la innovación, y cuando recibíamos visitas profesionales de otro país les buscábamos hotel en la zona de Playamar de Torremolinos, ya que en la capital la oferta hotelera era muy escasa e inadecuada.

Se puede decir que los elementos de éxito, los fundamentos, para el desarrollo de la Málaga tecnológica, estaban ya ahí, pero faltaba el espíritu, faltaba la estrategia de la ciudad, alinear esfuerzos, además de completar las infraestructuras que estaban en planeamiento sin que perdiesen su carácter prioritario. Hacía falta mucho entusiasmo para convencerte que estabas en el lugar adecuado para convertir una naciente empresa tecnológica en un proyecto de éxito internacional. En este ‘entusiasmo’ y la ‘estrategia’, muchos tenían que aportar, y, entre ellos, la necesidad de generar un estado de ánimo en la sociedad malagueña, o al menos en parte de ella, de que Málaga podría convertirse en una suerte de hub tecnológico europeo. Ante estos retos, hay siempre una parte de la población que apuesta por el pesimismo. En esto la prensa local era clave y La Opinión parece que nacía para apoyar un estado de ánimo de autoestima y creer en nuestras posibilidades con optimismo.

En estos años se ha trabajado mucho y se ha avanzado hasta transformar la ciudad y su entorno, convirtiéndola en un caso de éxito y lugar de referencia, o al menos un lugar a tener en cuenta, para emprendedores locales pero también internacionales, para empresas tecnológicas con proyección internacional, y para multinacionales que han ido aterrizando en Málaga, vía implantación directa o por adquisición de empresas locales. El aeropuerto es la gran puerta de entrada que nos conecta con el mundo, desde su plan director, dibujado hace 20 años, hasta completar su desarrollo con la terminal T3 y su segunda pista, mientras no dejaba de crecer superando los 19 millones de pasajeros el año pasado. En este periodo la Universidad completaba su campus en Teatinos y se acercaba al PTA, entrelazándose con proyectos conjuntos como el Rayo Verde y espacio para el asentamiento de empresas tecnológicas. A todo ellos se ha sumado el dinamismo de la ciudad en organización de eventos, plataformas o proyectos como: Transfiere, Greencities, S-Moving, Club Málaga Valley, Málaga Smart City, Polo Digital, y muchos otros organizados directamente por las empresas. Oracle, Accenture, Ericsson, Huawei, Indra, Dekra, Google, TDK, Ciklum, entre muchas otras, están aquí para demostrar que todo lo que se ha conseguido no ha sido fruto del azar.

Es interesante pensar que La Opinión ha compartido estos 20 años. Desde su nacimiento ha jugado su papel para que Málaga sea reconocida por la sociedad como el hub tecnológico europeo que aspirábamos lograr. Su estilo cercano favorecía que se conociese a las personas que estaban detrás de cada proyecto y gracias a ello dar un enfoque más humano a los comunicados empresariales. El periódico se convertía en una pieza más para que los ciudadanos compartiesen la estrategia y se mantuviesen motivados ante los pasos que se están dando desde las empresas, el PTA, la Universidad, las administraciones y los diferentes eventos de carácter tecnológico que se celebran ahora de forma continua. Hace 20 años había que hacer un acto de fe para convencerte de que estabas en el lugar adecuado como empresa tecnológica. Hoy, muchos miran las empresas de Málaga pensando que precisamente la ubicación forma parte de las claves de su éxito. Felicidades y muchas gracias por el apoyo continuo del periódico a crear nuestra Málaga tecnológica.

*Antonio Gómez-Guillamón es co-fundador y presidente de Aertec Solutions