Así, de forma tan categórica, Carlos Gardel lo afirmaba en su tango Volver, y añadía «sentir que es un soplo la vida». Dos décadas como medida aritmética parecen poco, pero como registro-contenedor de acontecimientos diarios puede resultar inabarcable, si se considera lo ocurrido e informado en Málaga durante casi 7.300 días, desde el 25 de mayo de 1999. Celebrar el 20 Aniversario de la aparición de La Opinión de Málaga es festejar la mayoría de edad del adolescente periódico y, sensu contrario, lamentar que su primer director, nuestro querido amigo y siempre recordado Joaquín Marín, no pueda compartirlo. Felicitar a sus directores (Tomás Mayoral, Juande Mellado, José Ramón Mendaza), a sus redactores, corresponsales, columnistas y trabajadores, y agradecerles a todos su trabajo por la información diaria realizada con rigor, transparencia, veracidad, asiduidad y pluralidad. Su gran capacidad profesional les llevó a producir, junto a la edición impresa, la digitalización de la información en diario multimedia, y atender 24 horas al día a más de 72.000 usuarios, además de los cientos de miles de seguidores en Twitter, Facebook e Instagram. Gracias a ese esfuerzo, La Opinión ocupa hoy una posición destacada en los medios de comunicación de Málaga y de Andalucía.

Por supuesto, las linotipias, web, redes sociales y hemeroteca lo atestiguan, igual que miles de lectores y usuarios malagueños nos beneficiamos de ese esfuerzo empresarial y profesional de comunicar y difundir las múltiples noticias de cuanto acontecía en los distintos ámbitos ciudadanos, sociales, culturales, laborales o empresariales de Málaga. Dos decenios de la reciente historia de la provincia más dinámica de Andalucía están contenidos en La Opinión. En el primero, destacaba nuestro liderazgo turístico en los mercados europeos, la evolución creciente de la construcción con casi 300.000 viviendas (1998-2008) y la culminación de la vertebración territorial gracias a las eficientes infraestructuras del AVE, metro, modernización del puerto, terminales y segunda pista del aeropuerto, uno de los más modernos de Europa. En el segundo, sobresalían las dramáticas secuelas de la crisis, los recortes, paro, pérdida de derechos, empobrecimiento de la sociedad, cierre y desaparición de empresas. Hoy, la lenta reactivación económica dificulta recuperar ciertos servicios sociales. Málaga, convertida en ciudad de museos, atrae un flujo creciente de visitantes que demandan cultura y patrimonio.

Veinte años después de su llegada, La Opinión ha contribuido a que resulte más fácil conocer el pasado reciente de Málaga, incluso a mirarlo con nostalgia, ante las incertidumbres que hoy se abren en la ciudad y en sus instituciones. Nuestra memoria vivida, personal o colectiva, calibra el peso y el paso de ese tiempo y nos ayuda a recordar -y a no olvidar-, distinguiendo proyectos efímeros frente a otros sustanciales y trascendentes. Desde la 'centralidad del presente' algunos pretende reconstruir el pasado, olvidando que las 'lecciones del pasado€ no son unidireccionales', como bien señala el historiador Ricardo García Cárcel, «la historia no puede servir como fuente suministradora de derechos y legitimidades continuas».

En el último bienio, a raíz de las pasadas elecciones americanas, en Málaga, como en el resto de España, han aparecido una serie de amenazas que se ciernen sobre nuestro sistema de vida y de convivencia democrática. Nuestros derechos y libertades constitucionales (libertad de pensamiento y de expresión, derecho a la información libre, veraz e independiente...) se resienten con la proliferación de noticias que en realidad no lo son, con la intencionalidad de manipular la información y confundir a los ciudadanos con mentiras y bulos (fake news) producidos desde lejanos y desconocidos centros y granjas de click (farm click). Por desgracia, el despreciable negocio de la desinformación contamina los medios de comunicación, las agencias informativas y las redes sociales, alimentadas por intereses de ocultos grupos de poder financiero-mediático, empeñados en la manipulación y control de las principales decisiones de los ciudadanos.

De ahí que, concluyo, este 20 Aniversario de La Opinión de Málaga es una buena ocasión para concienciarnos del peligro que representa esta manipuladora práctica de comunicación e información. Comparto la recomendación del informe Digital News Report 2018, de Reuters Institute de la Universidad de Oxford, editado por la Universidad de Navarra, donde se afirma que el 84 % de las personas entrevistadas piensan que son los medios informativos y los periodistas quienes deben trabajar en distinguir las ciertas de las falsas y verificarlas. La Unión Europea, con los gobiernos de los estados miembros, ya trabajan con un sistema de 'alertas rápidas' que, ante una noticia falsa, los ciudadanos reciban de forma casi instantánea el correspondiente desmentido. Sin duda, es el mayor desafío de las sociedades avanzadas, que precisa cobertura legislativa, pero, sobre todo, el compromiso de los profesionales de los medios de comunicación para garantizar la libertad de expresión y atender cívica y éticamente este flanco desprotegido.

*Ruiz Povedano es presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País