La aparición de La Opinión de Málaga en 1999 supuso un hito en el panorama de la comunicación de Málaga, al enriquecer la oferta de medios dedicados a la información más cercana, así como al aumentar la pluralidad de voces que enjuician en cada momento nuestra realidad próxima. La irrupción de esta innovadora cabecera significó una aventura afrontada desde sus inicios con gran empeño y, sobre todo, una oportunidad para ofrecer nuevas perspectivas, análisis e informaciones diferentes sobre aspectos diversos de la sociedad malagueña.

Como expresé con motivo del cuarenta aniversario del grupo Prensa Ibérica, la idea de crear este periódico se demostró fructífera con el paso del tiempo, al haber acreditado desde entonces su valiosa aportación. Además, y es justo reconocerlo, desde su arranque comandado por el añorado periodista Joaquín Marín hasta nuestros días, donde La Opinión de Málaga se mantiene como uno de los medios de referencia para la información local, ahora también gracias a su pujante edición digital, la atención y preocupación de este medio hacia la Universidad de Málaga ha sido constante.

Este periódico se ha hecho eco de nuestros avances en investigación, de nuestros logros docentes, de nuestra expansión hacia un nuevo campus, de nuestro afán por la internacionalización o el emprendimiento, de nuestro compromiso con la cultura y el deporte, entre otros. Pero justo es anotar además que, junto a nuestras buenas noticias, este medio no ha dejado pasar ni un día sin subrayar aquello que debíamos mejorar, ni de aportar su valoración editorial acerca de nuestro devenir. Una evolución paralela a la de la sociedad malagueña y andaluza, que en estas dos décadas ha sufrido una transformación relevante, no exenta de sobresaltos o de periodos de incertidumbre.

Un crecimiento que, como todo proceso biológico, no se realiza nunca sin tensiones, sin momentos de vértigo o de cuestionamientos. Para analizar, cuestionar y proponer vías de solución a los distintos interrogantes que la sociedad malagueña -y con ella, también la Universidad- se ha ido encontrando por el camino, la contribución periodística de La Opinión de Málaga ha sido fundamental. Un trabajo inserto en el marco del resto de medios locales, en cuya diversidad y diferencias de enfoque se debe medir la riqueza de cualquier sociedad avanzada contemporánea. En definitiva, debemos felicitar a este periódico no solo por haber permanecido vigilante durante todo este tiempo, sino sobre todo por seguir haciendo que, a través de la profesionalidad de su apuesta, siga alimentando la vital función democrática que le corresponde.

Desde 1999 hasta ahora los cambios tecnológicos, económicos y sociales en su conjunto han hecho de la malagueña quizá no una sociedad distinta, pero sí diferente. Un simple repaso a una selección de portadas históricas del periódico nos ayuda a percibir cómo hemos cambiado; hoy podemos contemplarlas incluso en múltiples pantallas que no son ni siquiera parecidas a las de entonces. La irrupción masiva del mundo digital, el cambio de hábitos de relación social, de consumo de medios, así como las nuevas necesidades de formación y las nuevas profesiones que demanda el futuro son algunas de las zonas comunes por las que transitan tanto el trabajo periodístico de este periódico como una institución pública de Enseñanza Superior como la Universidad de Málaga. Para el conjunto de la comunidad universitaria estos veinte años han estado llenos a su vez de un trabajo incesante, con el objeto de adaptar nuestras funciones clásicas a las exigencias y expectativas de una esta Málaga en proceso de evolución y cambio.

Por último, no quisiera olvidar en esta celebración del XX aniversario de La Opinión de Málaga un hecho que quizás puede parecer anecdótico, pero a través del que se explica bien lo que intenta aportar la Universidad de Málaga a la mejora de la ciudad y de la provincia. En ese año 1999 en el que este periódico nació, gran parte de su primera redacción estuvo conformada por estudiantes que hacía poco habían acabado sus estudios en la por entonces Facultad de Ciencias de la Información, hoy llamada Facultad de Ciencias de la Comunicación.

Algunos miembros de aquellas primeras promociones de los títulos de Periodismo o de Publicidad y Relaciones Públicas, entre otros universitarios malagueños, encontraron en La Opinión de Málaga su primera venta de oportunidad laboral, nada menos que con el reto de poner en la calle un periódico de planta nueva. Desde entonces, quienes permanecen en esa labor y otros muchos que pasaron por sus páginas han demostrado a la sociedad malagueña, mediante su trabajo diario, que la formación recibida les permitió encarar todos los desafíos que el tiempo les puso en el camino. Mis felicitaciones y agradecimiento van dirigidos hoy también a todas esas personas: ellas encarnan los esfuerzos que la Universidad realiza, también a diario como este periódico, para atestiguar su permanente compromiso con el presente y con el futuro.

*José Ángel Narváez es rector de la Universidad de Málaga