En la semana de pasión católica nos enteramos de lo peor que le puede pasar a un negocio, y es que la cosa empieza a no pitar, a chirriar, y que la bolsa en vez de llenarse se va vaciando. Aquí no se puede decir lo de las gallinas de José Mota, eso de las que salen por las que entran. En la iglesia católica no hay gallinas que entran. Casi todas se van saliendo. Hoy más del 27% de los españoles se reconoce ateo, agnóstico o no creyente. Un estudio de la fundación Ferrer i Guardia, del que se hicieron eco la semana pasada todas las televisiones por su interés informativo, y por su morbo, dice que las bodas civiles en España alcanzan ya el 80% de las uniones. La bien pagada con el dinero de todos, ateos, agnósticos, o no creyentes, sigue como si tal cosa, dejando que gallitos con sus trajes de fantasía escupan aupados a sus púlpitos sobre el pueblo y sigan cobrando con una mano e insultando con la otra a quienes no comulgan con su moral. Y no me vengan con la letanía de que en estos días las calles se llenan de nazarenos, monísimos, de postal, de penitentes amantes del disfraz, de procesiones de vírgenes lacrimosas o hermosos cristos llagados, atravesados por espadas como labios, no, ese cuento no cuela porque todo el mundo sabe que la religión es una cosa y lo otro, otra. Ya sabemos que otra bien pagá, a la que han pagado con oro sus carnes morenas que se rebozarán en las arenas blancas de playa Cochinos o vaya usted a saber a qué otras cochinadas someterán a Isabel Pantoja en Telecinco, ha firmado para concursar en Supervivientes. Me mola. Los 80.000 euros que se embolsará la expresidiaria por semana -la tonadillera, mamá de Paquirrín y de otra eminencia llamada Chabelita, ganará a la semana tanto como el presidente del Gobierno al año-, los 80.000 euros, digo, saben a poco. Desde que supe que la Pantoja se iba a la isla me imaginé a Paolo Vasile descojonándose en su casa. Lo conseguí, habrá dicho el viejo zorro del pelo blanco. A los pobres se les compra con lo más fácil, con pasta. La imagen de la Pantoja medio en cueros, apartándose un poco de las cámaras, bajándose las bragas para hacer sus cosillas detrás de las palmeras, no tiene precio. Y Mediaset lo sabe.

5.000 euros por mear

Igual que sabe eso sabe que la farfolla que cría al amparo de la mamandurria Mujeres y hombres y viceversa no va a ningún sitio. Se la llevó de Telecinco a Cuatro, cambió a la señora del pene inalámbrico Emma García, que se espatarraba en la escalera del plató aferrada al micrófono como un charlatán de tómbola a sus chochonas, por la amoldable Toñi Moreno, que le ha echado al programa mucha sal y pimienta, mucha diversión, y le ha quitado el envaramiento y la fatua intensidad que le imprimía la primera, total, que el programa sigue siendo una caca, pero vista por menos gente. Por tan poca gente, y con la carne de choni y de hormonado tan al arrastre que luego pasa lo que pasa. Pasa que un lerdo, un picha brava, un calienta pantallas, un guaperas de diseño, un carita de haba, un extronista, no me jodas con el nombrecito, un tal Iván Sánchez, un don nadie, creyéndose que iba a partir en dos el mundo allá donde llevara el reclamo de su paquete -no hay otro en esta tropa-, le reclamarían sacando los fajos de billetes a su paso. Pero hete aquí que se postuló para ir a un pub de Zaragoza por el módico precio de 600 euros para hacer «mi show», es decir, sonreír para las fotos, servir algunos chupitos detrás de la barra en modo cabaretera que admite billetes en la raja de las tetas, e incluso el necio se ofrece a descender del agujero negro de su fama y hablar con el público. Hilarante, ¿no? Lo bueno es lo que le contesta el dueño del pub El zorro -local donde actúan desde hace 30 años grupos de rock, así que imagínense-. Ahí va la respuesta. «Soy el dueño del local, y si me pagas 5.000 euros te dejo que entres a hacer pis, pero rapidito. No molestes, tenemos dignidad, y los shows los hacen artistas, músicos y gente as퀻 Esto sí que es un cogotazo en el lomo, una respuesta para no levantar cabeza. La idiocia labrada en las cochineras de Mediaset no parece, como las barrabasadas del colector bucal de algunos políticos, tener límite. La vida de los que aspiran a ser bien pagados por su cara bonita no siempre es fácil. Ser extronista es muy duro.

Caca y coco

Y como de todo se puede sacar chicha David Broncano -presentador de La resistencia, en #0- la quiere sacar de su desgracia como usuario de las bicis alquiladas en nuestras grandes ciudades. Una foto suya, siendo multado por la policía de Madrid, se convirtió en foco de bromas. En paralelo, en el Late motiv de Andréu Buenafuente el gran Raúl Pérez, brillante como una estrella de luz viva, salió al plató en patinete imitando a la alcaldesa, la abu Manuela Carmena -de verdad descacharrante, idéntica, monumental-. Ante tan soberbia parodia la verdadera alcaldesa, con humor, contestó en las redes sociales que sí, que vale, «pero yo nunca voy en patinete por zona peatonal, que no quiero que me multen como a David Broncano». Y ahí empezó el lío. Broncano le ha contestado, «venga, Manuela Carmena, en serio, ¿cuándo montamos el dúo cómico la Yaya y el Millennial? Yo hago chistes y tú comentas la Constitución. Nos forramos, Manuela, nos forramos». Estoy seguro de que sería así, pagados, bien pagados, y mucho pagados. Pero menos que la mala leche de Mila Jiménez, que le dice a Chelo García Cortés -que va a Supervivientes- que en la isla «la limpiarás las cacas a la Pantoja». Qué buena es la Jiménez siendo diabla. ¿Podemos meter aquí a Carlos Sobera? Sí, no sólo podemos, debemos. Este señor no sólo cobra un pastizal fomentado la ludopatía -vive, vive, vive, juega, juega, juega- sino que, insaciable, ahora se enfrasca fomentando el entretenimiento cagón que le faltaba a Cuatro colaborando en su desmantelamiento al presentar esa reunión de patanes en bañador con orgullo de bien pagado. Así que me tiro al barro. A ver, Isabel, guapa, si la otra te quita la mierda, yo, si me pagas bien, me voy a la isla y te parto los cocos.

La guinda

Lo de Risto

Al final se está asentando el programa de Risto Mejide en Cuatro. Todo es mentira ha ido perfilando sus contenidos, apostando por la política, sí, buscando a veces el choque, el espectáculo y la bronca a lo Sálvame, es verdad, pero también que ha cohesionado el formato, que el equipo funciona, y que Todo es mentira es, dentro de la cadena, de lo más digno que se puede ver en ese canal cada vez más irrelevante.