Y lo hicimos un grupo de hermanos de la Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza desde la legitimidad moral que da el medio siglo largo de pertenencia a esta institución, el haber pertenecido muchos lustros a su Junta de Gobierno y, en mi caso, además, con el conocimiento directo de una historia vivida en primera persona como miembro de diversas Comisiones Permanentes que promovieron la creación de esa banda y de su crecimiento musical.

Volvernos de espalda a su paso frente a nuestras localidades el pasado Jueves Santo fue la manera de expresar públicamente nuestra repulsa - ahora que no tenemos responsabilidad alguna en la siempre complicada y difícil gestión de una cofradía como la nuestra- por su comportamiento al decidir procesionar en la capital hermana precisamente el único día del año que un cofrade no abandona su cofradía. Esa es la afrenta y esta la triste necesidad de tener que explicarlo a un hermano porque no lo siente.

Este ha sido un paso más en la escalada de desaires que los gestores de esta banda vienen haciendo "a su cofradía". ¿Cuántas veces en los últimos años apenas han tocado durante nuestra procesión, han caminado informalmente, y han llegado a pasar incluso a golpe de tambor ante la Tribuna oficial?

Hagamos algunas consideraciones. De entrada, vaya nuestro reconocimiento a unos músicos excepcionales que son sus integrantes, que nos parece magnífico que se den a conocer en la Semana Santa de Sevilla; pero, ¿el día grande de su cofradía? ¿No hay más días en la Semana Santa para hacerlo? Al mismo tiempo quiero - haciéndome portavoz de quienes nos pusimos de espalda y de otros muchos hermanos de la Archicofradía- expresar que no tienen idea clara de lo que significa ser cofrade. El cofrade viene a servir a su cofradía y no a servirse de ella.

La Archicofradía creó la banda para ir en cabeza de procesión, para anunciar a la ciudad los Jueves Santo que 'La Esperanza está en la calle'; y por eso en su uniforme inicial llevaban casco y plumas como la madre y maestra del Real Cuerpo de Bomberos. Omito las idas y venidas y esfuerzos que comportaron entonces el diseño y la confección de aquellos equipos luego desechados y los desvelos posteriores de todo tipo. Ante la insistencia de tocar tras el trono del Nazareno se llegó a hacer una prueba por el pasillo de Santa Isabel una madrugada de vuelta a la Basílica que resultó un rotundo fracaso. Porque una cosa tiene muy clara la Archicofradía y, de modo especial, sus hombres de trono: la tradición del paso malagueño se caracteriza por caminar con un ritmo uniforme que le presta una gran solemnidad, al que se adapta perfectamente el acompañamiento musical de una banda de música. Es nuestro modo de entender la marcha de un trono, la forma de procesionar de los hermanos que lo llevan. Así debe ser, no al revés.

Las agrupaciones musicales, por la propia naturaleza de su música imprimen ritmos distintos al discurrir de los tronos y eso genera momentos de gran belleza; sin embargo, no forma parte de nuestra tradición.

Con el argumento de que el barbuquejo del casco metálico molestaba - cosa que nunca les ha ocurrido a otras extraordinarias bandas- aceptamos que cambiaran el casco por la gorra de plato, conscientes de la calculada transformación que sus dirigentes programaron hacia una agrupación musical, defendiendo la adquisición de los mejores instrumentos musicales del mercado y posibilitando su crecimiento como músicos.

Y lo mismo que un cofrade tiene un día sagrado que es el de la procesión anual de su cofradía también, el que lo es de verdad, tiene la obligación de conocer un poco de su historia. Y en este caso algo relacionado con el tema que nos concierne.

Si Vd., lector, tiene en la retina la Cruz-Guía de la Archicofradía recordará que justo en el centro de la cruz de madera hay otra pequeña cruz de plata repujada. Como se sabe la Archicofradía perdió prácticamente todo su patrimonio en los infaustos incendios de la Quema de Conventos de mayo de 1931 y posterior Guerra Civil. Sólo se salvó la bendita cabeza de la Virgen de la Esperanza y poco más. Entre ese poco más estaban unos restos de plata encontrados entre las cenizas de Santo Domingo que formaban parte de la cruz del "Moreno". En consecuencia, esa pequeña cruz inserta en la Cruz-Guía recuerda unos momentos cruciales no sólo para la Archicofradía sino para Málaga y la historia de España.

Por consiguiente, al margen de nuestras imágenes titulares, las reliquias más importantes de la Archicofradía son precisamente esos recortes de plata de la Cruz-Guía; retales de una historia cuatricentenaria; testigos de una corporación que renació de sus cenizas gracias al empeño de generaciones excepcionales de archicofrades con biografías de dedicación que son ejemplo de fe en el Nazareno y en la Esperanza; y, con ello, de lo que es y significa ser cofrade. Por consiguiente, ir en cabeza de procesión con toda la excelencia musical es manifestar el orgullo de honrar nuestra historia, así como la memoria agradecida a sus protagonistas y, tan importante al menos, como el ir detrás de un trono.

Si al músico lo que le gusta es que se oiga y disfrute su música ya sea en una procesión, en un concierto o en cualquier medio actual, el músico cofrade debe anteponer el interés de la cofradía al suyo. Luego, por las razones expuestas la Archicofradía ha entendido que la función de CC y TT está en la cabeza de la procesión. Además, ¿acaso no se oye ahí igual o incluso mejor su música sin nada que distraiga al espectador? ¿Por qué siendo tan cofrades del Paso y la Esperanza han decidido este año salir de Málaga, precisamente, el Jueves Santo? Una decisión fuera de toda lógica autorizada por la Junta de Gobierno para este día.

Pues si orgullosos están sus componentes de pertenecer a la Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza, tanto o más orgullosos deberían estar de pertenecer a "su" Archicofradía, que la gestó y que la mantiene; de tener el privilegio de salir anunciando y honrando musicalmente la historia viva que viene detrás de esa Cruz-Guía. Como lo están todos los que salen en procesión y los que lo hicimos en el pasado.

Termino preguntándome por la imagen en la ciudad hermana del perfil cofrade malagueño al permitir que una de nuestras bandas señeras abandone su cofradía el día grande de su procesión, cuestión que trasciende a todo el procesionismo malagueño.

Sin duda poderosas razones que desconozco explicarán una autorización de la Junta de Gobierno para permitir ese desplazamiento a Sevilla el Jueves Santo. Sin compartirla, nunca habría manifestado públicamente mi disconformidad con la misma. Pero entiendo que esas poderosas razones que justifican la ausencia de la Banda de CC y TT en la procesión de su cofradía subsistían también después de su precipitado retorno.

Por eso cuando este Jueves Santo, oí cómo venían tocando con entusiasta sonoridad tras haber manifestado que no les merece la pena salir "a pasearse" en el honrosísimo lugar de la procesión para el que fue creada, la inmediata indignación encontró la mejor forma de expresión en nuestro sencillo gesto de protesta, sin medir las consecuencias de una eventual mala interpretación de nuestro acto, por lo que pido disculpas, en mi nombre y en el de quienes lo hicimos, a nuestros hermanos del Paso y la Esperanza y a todos los cofrades malagueños, con la excepción de los destinatarios del mismo que todavía no han aprendido que a las cofradías se viene a servir y no a servirse de ellas.

* Rafael Esteve Secall es exteniente Hermano Mayor, exsecretario, exmayordomo de Trono de la Virgen de la Esperanza