'Que alguien, a quien él escuche, le diga basta', por Félix Álvarez Martin

No puede ser cualquiera. No pueden ser los miles de malagueños hastiados de terrazas con turistas efímeros y calles sin calma, rincones acordonados y pasajes embotellados. No puede ser vender la ciudad al mejor postor, ceder los espacios públicos sin control a la restauración y la hostelería, condenar a los vecinos a convivir con miles de gentiles visitantes que por su avidez se nos convierten en multitud aplastante. La semana pasada fue la Semana Santa, hace una cuantas la del Festival de Cine, dentro de otras la Feria, tras estas las luces navideñas y todas ellas serán las semanas del desaliento, del sin descanso, del duermevela, del estruendo, del bullicio. Nunca pensé que pudiera pensar así. Nunca pensé que pudiera poder pensar como pienso, nunca pensé que pudiera ver lo que veo. Las calles repletas, las aglomeraciones, los encuentros, los atormentados paseos y los bulliciosos espacios, casi sin aliento. Que alguien con cobertura le diga basta. Alguien que pueda llegar a su rinconcillo de la soberbia para recordarle que, sin sosiego, ningún bolsillo justifica la vorágine. Que preferimos la vida a la bolsa y que la bolsa cuando estalla deja malogrados locales vacíos, sin alma. Huyen los comerciantes por la presión del vil metal, abandonan el Centro muy a su pesar. Se alejan del espacio hostil. Perdemos la esencia de la ciudad, sus tradiciones se convierten en carruseles de feria permanente, se desdibujan sus matices y todo se transforma, por mor de una maquinaria implacable encargada de frivolizar lo religioso, banalizar la Navidad y convertirla, una vez más, en un espectáculo luminoso de estruendo sonoro que no permite ni siquiera pensar qué significa, ni qué espíritu pacífica. Lejos del recogimiento, abandonado a su suerte, el mensaje ni siquiera encuentra lugar en unas mentes incapaces de recibirlo, al ritmo desbocado de la bulliciosa ciudad. Que alguien le diga basta.

'El voto inútil es el que damos a los partidos que no hacen lo que prometen', por José Ramón Talero Islán

A raíz de las próximas elecciones y ante la incertidumbre, el desasosiego y la inestabilidad que estamos viviendo en nuestro país; los políticos deben saber que no hay voto más inútil que el que das a alguien que luego no hace lo que prometió. Hasta ahora, no nos importaba votar a los mismos políticos aunque malversaran, engañaran, no consumaran sus programas electorales, etc. De esta manera aceptamos que nuestros representantes procedieran con impunidad y aplicasen la justicia con doble rasero. Emponzoñamos rencores y contenemos el afecto hasta suprimirlo. Somos cómplices por consentir esa vanidad, avaricia, falsedad e indolencia de muchos hombres que tienen el poder y que son incapaces de rectificar. Busquemos la libertad e independencia, no demos nuestro voto a los que engañan, defraudan o amparan a los que roban, ni a los que no cumplen sus programas , ahí está la divergencia.