Mañana, a votar. Que se llenen las urnas, el mejor síntoma de tener una democracia viva. Es la fiesta de la democracia. Ha sido una campaña a cara de perro. El insulto, la mentira y la bronca ha prevalecido sobre propuestas concretas. En esta dinámica, la derecha se lleva la palma. Rivera (Cs), pero sobre todo Casado (PP), han sido acreditados maestros en el arte de insultar. No lo han sido menos, Abascal (Vox) y sus aguerridos acólitos. La ultraderecha fascista tiene colgada de los labios las más soeces invectivas. Estos tres partidos pueden llegar a gobernar si suman sus votos, tal y como han hecho en Andalucía. Casado, ayer mismo, le abría las puertas a Vox para entrar en su gobierno. Casado no le hace asco a la ultraderecha. Lo que no sé es cómo lo harán. El tsunami de Vox es tan potente que está arrastrando a los otros dos partidos de la derecha a posiciones extremas. Lo ha demostrado, sobre todo, Casado. Y a sus intervenciones me remito. Lo que no sé es cómo podrán entenderse tres gallos, con poderosos y afilados espolones, en el mismo corral. Visto los visto me cuesta trabajo ver juntos a Casado, Rivera y Abascal. Pero ya se sabe que en política todo es posible. El Roto, en El País, alertó de lo que está por venir: «Cuando procedieron a desenterrar al dictador, descubrieron alarmados que había resucitado». Franco, la dictadura franquista, se ha hecho cuerpo en Vox. Y con mucho orgullo, alardean. Con ellos podrá gobernar Pablo Casado y Albert Rivera si suman.

La izquierda, de entrada, parece tenerlo más fácil. No por el resultado final porque nada hay claro sobre la suma de la izquierda pero Pablo Iglesias (UP) transita (y no sé si levita) con sentido de estado, olvidando conquistar los cielos a la primera. Pedro Sánchez, con la chaqueta y la cabeza de presidente, no se cansa de decir que nada está hecho, que acecha una derecha muy poderosa. Pedro Sánchez tiene miedo, y con razón, de que el votante de izquierda se quede en casa. Si en las urnas no se supera el 70% de los votantes, la izquierda se puede ir despidiendo de poder formar gobierno.

Muchos de los votantes mañana lo harán sin saber qué puede suceder a partir del 28-A. No se sabe quién podrá gobernar y con quien o en qué condiciones. Ya tengo dicho, y escrito, que la batalla se libra en la derecha. Hasta ahora no había sido así con un Partido Popular dominando la escena, pero Ciudadanos le fue minando el terreno y se acentuó con la aparición de Vox y las deserciones del PP se convirtieron en una imparable cascada. El pacto de no agresión que parecía anidar en la derecha, saltó por los aires y Pablo Casado pasó a atacar a Ciudadanos y a su líder como políticos no fiables, sin madurez y siendo permanente veleta según le van los vientos. Y Ciudadanos atacando en la línea de flotación del PP como partido débil y en descomposición. Si Ciudadanos crece mañana en las urnas y a ello se suma la irrupción con enorme fuerza de Vox, el Partido Popular y el propio Casado empezarán a tener, si no los tienen ya, serios problemas para seguir liderando el espacio de la derecha. Con la llamada al voto útil hecho por Casado los populares esperan que amaine este tsunami.

Pero como he dicho antes, todo estará supeditado al grado de movilización del electorado de izquierdas. Es la clave. La abstención en las elecciones andaluzas sacudió a la izquierda con enorme potencia y es referente de lo que no se puede hacer. A esta lección se suma la irrupción de Vox. El clima de deserción que asolaba a la izquierda se ha desvanecido, al parecer. Los mensajes de este partido fascista, con amenazas a la libertad de expresión y resucitar al franquismo se ha convertido en un poderoso agente movilizador para el voto de izquierdas.

Mañana, pues, a votar. Yo lo haré, como siempre. Mi voto está en las antípodas de Vox. No quiero a Franco ni en pintura.

P.D.- (1) Pablo Casado es que tiene mala suerte. Al cierre de la campaña implican a Esperanza Aguirre. La tarjeta de la Comunidad de Madrid es demoledora. Primero cayó Cifuentes, se largó con vientos fresco Garrido y ahora Esperanza. Y lo que está por venir. Estoy por decir, como se cuenta en el seno de los «sorayos» que Casado es gafe. Vete tú a saber.

(2) A Paco de la Torre, al gran Paco, no hay quien le quiera, salvo sus holligans (Teresa Porras, entre otras (os). Le han dado calabazas para ir en su lista y ha abierto una brecha en el PP que veremos cómo se cierra. Tendrá que venir Bendodo, como siempre, a cerrar heridas.