Escribo en el amanecer del sábado, las calles están vacías, hace fresco y el sol empieza a salir por encima del mar nuestro, en el que ha nacido la vida y por el que nos llegó la civilización.

Es el día de reflexión, previo a las elecciones generales de hoy, cuando se publicarán estas líneas. Vivimos un tiempo tan confuso, tan desganado, tan inane, que las realidades más evidentes han de ser demostradas y, aun así, la capacidad de convicción de cualquiera choca con el muro infranqueable de lo establecido como políticamente correcto. A determinadas edades, como decía Alcántara, nada puede impedir el ejercicio del libre pensamiento y la libertad de escribir. El miedo muere con la edad.

Voy a hablar de cosas tan reales, pero tan poco modernas como España, el Imperio y Europa. No pretendo convencer a nadie de nada. Solo ejercer libremente uno de mis derechos : escribir lo que pienso. Por si le interesa a alguien.

Nuestro paisano Cánovas -poco conocido y apreciado, por cierto, en esta ciudad ingrata- escribió: «Con la patria se está, con razón, o sin ella, siempre, como se está con el padre, con la madre, con la familia, con todo aquello que es el complemento de nuestra personalidad». Don Antonio era tan grande, que cuando murió, Sagasta, su oponente liberal, dijo en el Congreso -donde ahora se escucha lo que se escucha y se ve lo que se ve- «desde hoy, que ha muerto Don Antonio, todos podemos tutearnos».

La patria de la que hablaba Cánovas era, obviamente España. Esa misma, en cuyo solar crecen el amor y el odio hacia todo lo que ella representa, que parece mentira que en el siglo XXI haya que decir y escribir, a estas horas, lo que yo estoy haciendo. Lo digo intentando imitar la retranca del creador de la Restauración.

Maura, que tampoco era corto de inteligencia, dijo aquello de «Nosotros somos nosotros», que como definición de lo que somos me parece inigualable.

Cuando accedimos a la Union Europea, se dijo popularmente aquello de «ya somos europeos». En estos días, en que se cumplen los quinientos años de la fundación por españoles del puerto de Veracruz, mientras el presidente mexicano dice que el Rey tiene que pedir perdón por el genocidio, y de la primera vuelta al mundo, que solo podemos celebrar a medias con Portugal, que hizo todo lo posible porque no la diéramos, en estos días, repito, creo que hay que hablar alto y claro.

Miren, europeos hemos sido siempre, porque Europa, sin España no existiría. Así de claro. Solo tienen que ir a Nápoles y ver el barrio de los españoles y la gente que se llama Alfonso-como Capone- y la calle virrey Pedro de Toledo, o a Milán, o a Bruselas, o a Gante, o a Viena. Vean el camino español, que unía Bruselas y Milán, a través de Alemania, por el que discurrían no solo tropas, sino ideas, arte y comercio. Y a propósito de caminos, el de Santiago, que sigue recorriendo Europa, para confluir en Galicia. Supongo que a muchos les gustaría que se picaran con cincel y martillo el águila imperial de dos cabezas en la Puerta de Bisagra de Toledo, o las águilas de San Juan de los Reyes, los yugos y las flechas de los Reyes Católicos, también allí, que la muchos creen que fue un invento franquista. Todo ello, gracias a la LOGSE y otras PISAS. Saben nuestros jóvenes-o mayores- que el Derecho Internacional, y la Declaración de Derechos del Hombre y hasta la teoría económica moderna tienen su origen en la Escuela de Salamanca? Que no se crearon ni en Oxford, ni en Cambridge, ni en Heidelberg, ni en la Sorbona, ni en Filadelfia?

Europa se construyó en la tensión entre Atenas y Jerusalén, dice Gregorio Luri. En este sentido, quiero recordar dos anécdotas que ilustran esta idea y que él recoge en su obra La imaginación conservadora. En la primera cuenta que en 1981 Jacques Derrida fue a Praga a impartir un seminario semiclandestino sobre deconstrucción y política.

Mientras visitaba la tumba de Kafka, la policía política comunista le introdujo droga en su equipaje y fue detenido. Tuvo que intervenir el propio Mitterrand para conseguir su libertad. Al llegar a París reconoció que era mucho más fácil deconstruir el humanismo, la política y la literatura en Francia, que ante la policía de un régimen dictatorial.

La segunda anécdota que cuenta Luri es lo que ocurrió cuando el león heráldico del pabellón de un batallón sueco de la OTAN fue emasculado, dado que en la formación convivían militares de ambos sexos. Un alto mando norteamericano comentó: «Un león castrado. La perfecta imagen de la política europea de defensa».

Y en cuanto al repudiado Imperio, saben los españoles actuales-sobre todo, y más grave aún, algunos profesores de instituto-que el Imperio creo las primeras universidades de América, a los pocos años del descubrimiento? Que hubo muertos? Sí, por supuesto, a miles, como en toda conquista, pero cuando Cortés llego a México, se encontró aquellas inmensa guerras civiles, gracias a las cuales, los aztecas obtenían corazones frescos para aplacar a sus dioses y a los pocos años, 1578, se crea la Universidad de Puebla. Y el Camino Real, que recorría América de extremo a extremo del continente? Y el Galeón de Manila, primera ruta comercial global, creada por alguien tan español como para llamarse Andrés de Urdaneta, que unía Filipinas con Acapulco, atravesaba el Virreinato de Nueva España por tierra, llegaba a Veracruz y salía hacia Cádiz? Y así doscientos cincuenta años, para traer de China desde la porcelana, a las especias, pasando por los mantones de Manila, sin cuya presencia, el folklore español no sería el mismo? Y que el Imperio creó y fomentó el canto barroco de las catedrales de México, Lima, Sucre, La Paz, uniendo la música con el quechua y el guaraní? Y los pintores y artistas españoles de España que fueron a América a enseñar a los españoles de América y que pronto se vieron superados por la maestría de estos? Y que la moneda no solo se acuñaba en España, sino también en las cecas de Lima, Bogotá o México? Y que el real de a ocho, las peluconas, no solo son las monedas más deseadas por cualquier numismático del mundo, sino que constituyeron durante cuatrocientos años el patrón oro mundial? Hay tanto que estudiar€!

Hace un año pase unos días en León, ciudad agradable, hermosa y con una catedral de una sobrecogedora belleza. En los orígenes de esa catedral, es decir, en la catedral anterior -a ver si algunos malagueños se enteran que las catedrales van conformándose, modelándose y amasándose a lo largo de los siglos- en 1135 Alfonso VII fue coronado Imperator Totius Hispaniae, jurándole vasallaje los demás reinos de España, Portugal y parte de Francia, incluido Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona. Vasallaje, repito.

Estoy escribiendo de cosas que tienen que ver con la jornada de hoy. Por eso creo que tampoco está de más, contar que el primer parlamento en Europa no nació en Inglaterra con la Carta Magna de 1215. No. Nació en León. Los Decreta de las Cortes del Reino de León, reunidas en la bellísima Colegiata de San Isidoro, fueron promulgadas en 1188, lo que ha sido declarado por la UNESCO, «el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo». Representantes electos de los tres brazos, con voz y voto, aprobaron derechos tan actuales como la inviolabilidad del domicilio, del correo, no atentar contra la propiedad ajena, dirimir las controversias ante la justicia, la obligación del Rey de convocar cortes para declarar la guerra y hacer la paz y por tanto de imponer tributos. Saben esto nuestras gentes?

Cuando volvía a Madrid , venía un numeroso grupo de viejos felices y contentos de viajar en el Ave y de ir a pasar quince días a Benidorm. Algunos me contaron que no habían visto nunca el mar. Uno de ellos decía, al cruzar Guadarrama por el larguísimo túnel, «ha costado mucho dinero, pero lo hemos hecho nosotros, los españoles». Con las caras cuarteadas por el sol, como solo las tienen los campesinos y los misioneros. Son los descendientes libres de aquel tercer estado, también libre, que concurrió con nobles y clero en pie de igualdad a las Cortes de 1188, mucho antes que en el resto de Europa, incluida Inglaterra. Las buenas y honradas gentes de España.

Dentro de unas horas me iré al alegre Mercado de Atarazanas a comprar almendras de los Montes, higos secos de la Axarquía y aceitunas de Álora. Y después me tomaré un vermú casero en El Almacén del Indiano, un ultramarinos a la vieja usanza y charlaré con Mané, su dueño, sobre a quién votar y otras cuestiones sin importancia.