El sorpasso es un invento italiano, como la pizza, pero, a diferencia de ésta, no triunfa en España. Obsesionado durante años con el sorpasso al PSOE, Podemos perdió el momento de hacer de su barullo indignado un verdadero partido, y así le va. Rivera llevaba camino de reconstruir un verdadero centro político en España, pero las prisas por llegar a presidente con un sorpasso del PP le han jugado una mala pasada, al quedar teñido de derechona. Ahora le servirá al PSOE como amenaza si le aprietan mucho por el otro lado, y de muleta opcional para pactos económicos, pero en el plano nacional poco más, pues el gobierno será de izquierda. Rivera tendrá que desteñirse a toda prisa, regresar al centro-centro en municipales y autonómicas, rezar para volverse clave a la hora de formar gobiernos, y hacer méritos para ser un día recambio de centro en apoyo del rey Sánchez, quién sabe cuándo.