También es casualidad (¿o no?) que el principal titular del primer número de La Opinión, hace ahora veinte años, fuese ‘Fuerte impulso a la unión puerto-ciudad’, con una fotografía de la alcaldesa Celia Villalobos. ¡Cuánto ha cambiado todo desde aquel momento!

Si echamos la vista atrás, recordaremos un puerto y una ciudad separados por una verja, mirando cada uno hacia su lado. Lo cual no deja de resultar paradójico, por cuanto Málaga es una ciudad cuyos más de dos mil años de historia nacieron en torno al refugio que ofrecía su puerto. Pero en algún momento de su larga historia se separaron, y surgieron tinglados, silos, verjas…

Y como bien reflejó La Opinión hace veinte años, un día los malagueños se dieron cuenta de que eso no podía seguir así, y se comenzó a recorrer un camino que ha llevado a una profunda transformación del entorno puerto-ciudad. Con gran éxito, por cierto. Donde hace veinte años solo circulaban máquinas de carga y descarga, grúas, camiones, mercancías y estibadores, hoy en día pasean millones de ciudadanos que recorren los muelles uno y dos y que disfrutan de un espacio privilegiado donde se funden tierra y mar, ciudad y puerto. Y es un proceso que aún no han finalizado, por lo que en un futuro próximo veremos como puerto y ciudad se siguen fundiendo, por supuesto sin perder la esencia marinera y capacidad operativa que debe tener todo puerto que pretenda seguir siendo vía de entrada y salida de su ciudad y el entorno que la rodea.

Pero esa fusión puerto ciudad no es el único cambio acaecido con estos últimos veinte años. Pensemos, por ejemplo, en los turistas que llegan a nuestra ciudad a bordo de cruceros. En aquellos tiempos su número era casi anecdótico, y cuando llegaban, les faltaba tiempo para subirse a un autobús para visitar otras ciudades de nuestra región que estimaban más interesantes. Observemos la situación hoy día: más de medio millón de pasajeros arriban a nuestro puerto, y una gran proporción de ellos se quedan a visitar nuestra ciudad, transformada hoy día en una urbe dinámica, con un centro histórico recuperado y revitalizado, con una oferta cultural al alcance de muy pocas ciudades y unas oportunidades de ocio únicas. Ya no es solo el clima (que también), ahora Málaga está de moda por otras muchas razones que la han convertido en una ciudad enormemente atractiva para invertir, para visitar y para vivir.

¿Y en cuánto a la capacidad de nuestro puerto para seguir cumpliendo con su misión? Pues bien, también en ese aspecto se han producido importantes transformaciones desde aquel momento hace veinte años en que nació La Opinión. Nuevamente echamos la visita atrás y vemos un puerto relativamente reducido, cuyo principal tráfico era el petróleo con destino a la refinería de Puertollano, y con unos muelles antiguos y con poca capacidad. De esos que los portuarios llaman ‘tipo peine’. Las necesidades logísticas en nuestros días requieren grandes superficies donde operar, líneas de atraque que permitan atender buques cada vez mayores y más capacidades de intermodalidad que permitan el rápido trasiego de mercancías de un medio de transporte a otro. Y nuestro puerto también ha evolucionado hacia el futuro en este aspecto. Hoy en día disponemos de una plataforma multiusos que permite una ágil manipulación de todo tipo de mercancías, desde contenedores hasta vehículos pasando por graneles sólidos y líquidos y que sitúa a Málaga como referencia en algunos tipos de tráficos. Igualmente se ha mejorado las conexiones con otros medios de transporte como ferrocarril y carretera.

Mención aparte merece nuestro aeropuerto, el mayor de la comunidad andaluza y uno de los mayores de España (¡qué gran transformación la de nuestro aeropuerto en los últimos veinte años!). El crecimiento de nuestro aeropuerto, la multiplicación de sus conexiones y la modernización de sus instalaciones han permitido establecer interesantísimas sinergias con el puerto que a día de hoy solo hemos comenzado a explorar. Estoy convencido de que esta conexión entre las dos grandes infraestructuras de transporte de nuestra ciudad va a ser esencial en un futuro próximo.

En definitiva, son innumerables los cambios a los que ha asistido como testigo privilegiado La Opinión en estos veinte años. Málaga es una ciudad diferente y mejor a aquella que lo vio nacer.

Y no es un camino acabado, ni mucho menos. Solo hemos de echar una mirada a nuestro alrededor para comprobar la profunda transformación que sigue experimentando nuestra ciudad: el metro, nuevos espacios urbanos, mayor oferta cultural, la apuesta por la tecnología, etc.

De todos estos cambios, y de muchos que aún no alcanzamos ni a imaginar, estoy convencido que va a seguir siendo testigo y narrador privilegiado el diario La Opinión.

¡Enhorabuena por este cumpleaños!

Carlos Rubio es presidente de la Autoridad Portuaria de Málaga