En ocasiones es complicado identificar situaciones educativas que pueden ir o no en contra de los resultados deportivos. Aun así, siempre recomiendo optar por la educativa en época de formación. Al principio de la temporada es muy importante establecer las normas con los deportistas y con las familias para establecer los objetivos del primer trimestre y luchar por una intensidad adecuada con una concentración mínima. Y digo mínima porque desde ahí, debe mejorarse por semanas. La motivación suele ser alta y positiva al principio, así pues es una época de adaptación al entrenamiento en relación a conceptos nuevos, intensidad y concentración.

Insistir en la intensidad y en la concentración nunca está de más, identificar los tiempos en que los deportistas están focalizados y darles descanso a través del agua o una pequeña charla para desconectar y recuperar, los hará conscientes del tiempo y de su mejora. Al percibir desconcentración se debe enseñar estrategias atencionales, avisar cuando se pierde y descansar cuando es difícil recuperarla.

En esta fase de evaluación, educación y competición es importante cuidar de la motivación de los deportistas a través de sus objetivos y las dinámicas de los entrenamientos (todo el mundo se aburre con entrenamientos iguales, las mismas rutinas y los mismos ejercicios), gestionar la confianza a través del riesgo y gestionar en el caso de ser grupo el apoyo social general de todos.

Yo estipulo tres niveles de riesgo: el primero es un nivel sin riesgo para las ocasiones en las que se ha perdido la confianza y se generan muchas dudas; el segundo nivel es con más riesgo pero sintiéndose seguro de lo que se hace, una dificultad intermedia la cual crees y controlas para seguir alimentando tu confianza, sobre todo para sentirte cómodo y suelto; y el tercer nivel es el de máximo riesgo que ni se piensa. A mis deportistas les digo que el nivel tres sale solo, no se puede forzar, si forzamos seguimos en el nivel dos. Lo que en deporte llamamos «estado de flow».

La revisión por objetivos mensuales hace que el jugador se sienta más comprometido consigo mismo y mejor motivado por alcanzar y superar metas. La temporada se hace larga y cuando se llega a Navidad sin los objetivos esperados comienzan las dudas sobre la temporada, ya que no todos los deportistas del grupo avanzan a la vez. Problemas diferentes, personalidades diferentes en el grupo y a todo esto se le suman los trabajos, exámenes, aspectos familiares y amigos.

Quizá sea normal que los niños avancen poco a poco y no como queremos los entrenadores. Y debemos comprender que cada uno puede tener ritmos de aprendizaje diferentes. Además del estado anímico general, es muy importante el estado físico, ya que es una fuente de confianza grande para el deportista. Las sensaciones van mucho en relación al estado físico y de ellas se aprende cuando se trabajan repeticiones. Por eso no se debe parar cuando hay lesión, para no perder todos los ritmos (sociales, anímicos, físicos...). Es importante recalcar bien en los padres la importancia de la asistencia y la puntualidad en los entrenamientos.

Una evaluación continua a través de un correcto feedback resulta fundamental para saber dónde estamos bien y cómo debemos mejorar nuestras debilidades, estableciendo nuevos objetivos en relación a lo trabajado con anterioridad y llevando la motivación y la confianza por una línea continua.

Los aspectos psicológicos influyen de manera considerable en el rendimiento deportivo, por lo tanto se deberían trabajar las variables psicológicas implicadas en el deporte:

1. Visualización para recuperar confianza, mejorar aspectos técnicos o la preparación de la competición.

2. Técnicas de concentración y relajación para el control de la ansiedad y el estrés.

3. Control de los pensamientos para mejorar la capacidad de mantenerse en el presente y evitar desconcentración.

4. Trabajar por objetivos realistas y alcanzables para cuidar de la motivación y las expectativas del deportista.

5. Aprender a superar las dificultades sin excusas y con responsabilidad

La educación va por delante de los resultados. Primero educadores y luego entrenadores.