"Casado se ha propuesto visitar todas la comunidades autónomas para «captar a los arrepentidos de Vox". Casado confía en que éstos votantes se han arrepentido, lo cual es mucho confiar. Nótese la concepción casadiana del voto como acierto o pecado. También es mucho confiar que en todas las comunidades sus compañeros del PP lo quieran. A Casado. No se imagina uno rezando a los líderes gallegos o malagueños, catalanes o valencianos del PP implorando casadismo en vena, ellos que son más bien sorayistas, rogando por oír el verbo del joven jefe. Que los ha llevado a la deblacle. Verbo que de puro incendiario, las manos con sangre, vendepatrias, felón, España se rompe, etc. ha tenido que moderar no vaya a ser que lo siguieran confundiendo con Abascal y acabara como la UCD. Cuanto más de derechas, menos votos. Cuanto más se dice de centro, más impostura.

No importa, para impostura la de Rivera, que ha caído presa de su gran paradoja: su partido nació para combatir los nacionalismos, pero es ahora gracias a Ciudadanos cuando los nacionalismos pueden tener un papel determinante, influyente, gracias a que Sánchez los necesita. Rivera ha estado en Moncloa y le ha dicho a Sánchez que si sabe contar no cuente con él. Salvo para aplicar el 155 en Cataluña. Podría ser el vicepresidente del Gobierno pero prefiere ser opositor a jefe de la oposición. Ciudadanos aspira a dar el sorpasso, adelantamiento definitivo, al PP, pero eso, que Ciudadanos aspira a tal es una frase que lleva escribiéndose desde hace años. Veremos.

Quedan pocos días para que comprobemos si la ola socialista va a irradiar agua bendita a los candidatos del PSOE o la derecha va a movilizarse aún más. Los partidos al alza son Ciudadanos y PSOE. Vox es una incógnita pero sus concejales, que los tendrá en abundancia, serán determinantes para lograr gobiernos municipales de derecha que dejen a los socialistas en la oposición. Las empresas de encuesta no dan abasto y si usted está hablando por teléfono haría bien en colgar, no vaya a ser que un demoscópico necesite saber si es un indeciso, un sastre, un espía o un votante de centro.

Casado se va de gira electoral sin casi tiempo para haber deshecho la maleta, eso sí, tendrá que sacar de ella el tremendismo y los eslóganes ultraderechosos, le deben estorbar como estorban unos calzoncillos sucios. En la nueva mochila ha metido templanza. Hay apuestas a que es algo tarde.