No había que poner signos de interrogación en los títulos. Es un viejo aserto periodístico que alguien me advirtió hace décadas. Me cuesta tanto no hacerlo como tener claras las cosas. Y no me refiero en el interrogativo del título a la dificultad de Casado para hacer creíble su torsión increíble hacía el centro. Me refiero a que no dejo de acumular dudas en casi todo.

Ojeo la encuesta "interna" que el PSOE ha contratado a la empresa Celeste Tel sobre las Municipales en Málaga mientras oigo a Paco Vázquez en la radio, quien fue alcalde socialista de La Coruña durante más de 20 años (desde las elecciones de 1983 hasta 2006) Oyéndole despotricar contra la decisión de haber retirado el título de hijo predilecto de su ciudad al desaparecido Manuel Fraga, me surge la necesidad de recordar cómo resultaron las Municipales de 1983 en Málaga, las segundas elecciones que elegían alcaldes democráticos tras la dictadura. Y lo miro.

Aquellas elecciones también fueron en Mayo, como lo serán las de dentro de dos domingos. El PSOE arrasó con más del 60% de los votos, es verdad que, en parte, subido a la ola del histórico triunfo de Felipe González en las Generales de 1982. Es verdad que en las Municipales se vota más al candidato que te debe poner las farolas en el barrio, dicen, que al partido, pero en aquellas elecciones había más carteles de Felipe, casi, que de nadie. Entonces también eran 31 concejales los que se repartían en Málaga. 21 fueron para el tristemente desaparecido Pedro Aparicio. Pedro ya se había presentado a alcalde en 1979. En aquellas primeras elecciones se repartían 29 concejales en Málaga y Aparicio, aunque se hizo con la vara de mando, entonces sólo obtuvo 11 ediles y el 34% de los votos. Convivió para gobernar la ciudad y casi ponerle alcantarillas con otros tres partidos: la UCD de Suárez (cuyo candidato era Andrés García Maldonado, que obtuvo siete ediles); el Partido Socialista de Andalucía, el PSA de Rojas Marcos (cuyo candidato malagueño era Rafael García Cervantes y consiguió otros siete) y el PCE de Carrillo (cuyo candidato era el abogado laboralista Leopoldo del Prado, que se hizo con los cuatro restantes). La Alianza Popular de Fraga no rascó ni un concejal (aunque sí lo haría en la siguiente, aprovechando la definitiva implosión de UCD). Sin embargo, aunque en 1983 Aparicio barrió con mayoría absoluta, fue mucho el mérito de aquel médico madrileño que daba clases en Carlos Haya, casi recién llegado. Aquel tipo culto y, como la mayoría de los políticos de su generación, bastante alejado de las personalidades más o menos populistas que van nutriendo la política actual, clavó una pica en Gibralfaro al ganar las primeras elecciones municipales democráticas en Málaga, cuando dirigía España la UCD. Y es que -gobernaran o no finalmente tras los pactos en sus respectivas ciudades- en Almería, Cádiz, Granada, Huelva, Sevilla y Jaén, por ejemplo, quienes ganaron las primeras Municipales fueron los candidatos de la UCD.

Esta semana, la encuesta socialista dice que su candidato Daniel Pérez podría ser alcalde por un concejal en la suma con Adelante Málaga (que viene a ser la candidatura conjunta a la malagueña de Unidas Podemos, para que el elector se aclare) y Málaga Ahora (que también viene a ser Podemos pero no puede serlo, para que el elector se aclare o no) Entre los que creen que eso podría ocurrir, están quienes alegan como prueba que De la Torre haya aceptado un cara a cara televisado con Dani Pérez. ¿Qué necesidad tenía de hacerlo si el alcalde se viera imbatible -a pesar de que tuviese que pactar con C´s y ya veremos si con Vox para gobernar-, favoreciendo además la posición electoral del candidato socialista al que, según su propia encuesta, sólo conocen algo más de la mitad de los votantes? ¡Vaya! Más interrogaciones...