Nunca sabe uno por donde va a salir el cachondeo nacional. Ha salido por Estepona. El Ayuntamiento colocó un gran tobogán (una chorraera) de 38 metros de longitud, longitud empinada, para unir dos calles. Pero unió a todo un país. En la guasa. El tobogán ha sido una mala buena idea. O una buena idea mal ejecutada. Demasiado inclinado, demasiados inconscientes. Pero sobre todo, campaña electoral.

Los gritos del alcalde Urbano habrán viajado por el éter más rápido que los cuerpos gloriosos y no siempre aniñados que se han deslizado por el más efímero tobogán que vieron los siglos. Nos hemos deslizado por la chanza. Tobogán breve. Estepona en el foco. Haga usted una magnífica gestión cuatro años para que ahora el tobogán, cual sumidero del prestigio, mande la reputación de la Corporación al garete. Lo clausuraron horas después de abrirlo. Tobogán en el Sport y en Antena 3, en el Daily Mail y en La Opinión de Málaga, en El Mundo y El Confidencial o Televisión Española y emisoras coreanas. El tobogán en memes, las audiencias de las webs disparadas.

«A los que uséis el tobogán, os recordamos que este fin de semana estamos de guardia», decían desde clínica Gross. Es bueno que los dentistas nos saquen sonrisas.

«¿De dónde vienes? Del tobogán de Estepona», responde un Cristo hecho un Cristo. Y en ese plan.

Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, nos dejó dicho Jorge Manrique, que si viviera tal vez haría unos atinados versos al tobogán, que es nuestro río que va a dar con nuestros michelines a una calle adyacente. Con lo práctico que es quedarse en casa o dar un rodeo o no ir a calle alguna si es inaccesible. El concejal de movilidad de Estepona tiene una entrevista. Un mago. Si es que no está convaleciente de una caída en el tobogán. No pretendemos hacer leña del tobogán caído pero sí advertir de que los toboganes los carga el diablo y que no ha pasado una desgracia porque el Dios de los toboganes lo ha impedido deslizando cuesta abajo la buena suerte. Claro que bastante tiene Dios advirtiéndote de que no te tires como para protegerte luego si te tiras.

El toboganismo ha cesado pero no serán pocos los municipios, y munícipes, que quieran uno aunque solo sea por resonancia de su nunca bien ponderado villorrio.

El regidor esteponero ha de estar un tanto estresado por si alguien colige que es un insensato, cosa que sería una insensatez pensar, aunque no obstante haya sido una insensatez colocar tal tobogán, que al menos podría incluirse en el récord de los Guinnes ese. Como récord de malísima idea, como récord de poco tiempo en funcionamiento o como récord de espoleador del ingenio nacional. Pronto todo caerá en el tobogán del olvido. Por el que a fin de cuentas nos deslizaremos todos. Pero mira que nos hemos reído. Entretanto.