Estado de emergencia climática

Por los clamores de la calle lo ha proclamado el Parlamente inglés y también los gobiernos de Escocia y Gales.

Proclamar el estado de emergencia climática es la respuesta adecuada al calentamiento. Es lo obvio y sensato. Y además bulle en el ambiente.

Pero qué emergencia más rara que no llena las carreteras de caravanas de coches espantados como en las películas.

Yo que acepto esta calificación de la situación aún sigo en casa como ayer.

Sé que tengo que cambiar mi vida pero no sé qué hacer, hacia dónde correr, a qué dedicar mi extra de dinero.

Es una emergencia maldita porque es un tsunami invisible.

En España tenemos la lucha contra el CO2 muy bien planteada por la ministra de la Transición ecológica. Por lo tanto mi sentimiento de emergencia me debe llevar a seguir con urgencia y decisión todas las directrices de esta ministra, a aceptar todas sus iniciativas, sobre todo a no oponer ninguna resistencia porque cuesten dinero o cambio de usos. Al revés pedirle que tome más medidas aún , esas que sabe convenientes pero que por temor a una potente -¿pero vencible?- resistencia ciudadana no sabe como proponer.

Pablo Osés AzconaFuengirola