Leo un interesante artículo del periodista Ignacio Vidal Folch sobre el calificativo 'progre', que ha vuelto a ponerse de moda para aludir a personas de la izquierda o de la pseudo izquierda. Y dice el periodista catalán que esa palabra -un adjetivo equivalente en los diccionarios a 'progresista'- se utiliza ahora en su acepción más peyorativa y denigratoria con el predicativo de 'asqueroso', 'casposo' o 'de mierda'. Expresiones que habremos oído más de una vez en la reciente campaña de las generales en boca de los candidatos de la derecha y especialmente de la extrema derecha. El concepto, según Vidal Folch, está claro pero no tanto el momento de su aparición, aunque el periodista lo sitúa en la Transición, sin aclarar si ese tiempo histórico ha de empezarse a contar desde la muerte de Franco o unos años antes, cuando el fin de la dictadura ya estaba a la vista. A propósito de todo ello cita Vidal Folch un artículo del desaparecido escritor asturiano Juan Cueto Alas (Progresía y evolución) en el que éste aseguraba que la invención de la palabra se produjo a finales de los setenta durante una charla en el Bocaccio de Barcelona en la que, aparte de él, estaban Eugenio Trías, Félix de Azúa, Gonzalo Suárez y algunos miembros más de la 'gauche divine'. Andábamos -decía Cueto en aquel artículo- divertidamente indignados por el uso y el abuso que cierta izquierda española estaba haciendo de algunos valores progresistas y que había elevado paletamente a imperativo kantiano. De repente se nos ocurrió el palabro para nombrar y criticar de un plumazo a aquellas mitologías que competían con las de la burguesía desde el lado opuesto. Y encargamos a Gonzalo Suárez que divulgara nuestro alcohólico hallazgo lingüístico en la revista de Haro Tecglen (Triunfo). Vidal Folch no duda de que tal reunión, u otra muy parecida se haya producido, pero niega que el término progre se hubiera inventado en esos años porque mucho antes el dibujante J.L. Martín la usaba en sus tiras de las que era actor principal un personaje llamado Quico el progre. Un tipo que lucía melena rizada y barba, y sobre la camisa de cuadros llevaba una chaqueta de pana con coderas, como las que solían usar Felipe González y otros dirigentes del nuevo socialismo antes del ascenso al poder. Estoy totalmente de acuerdo con Vidal Folch respecto de la datación del fenómeno. Trabajando en Voluntad de Gijón un año antes de la muerte de Franco, el veteranísimo jefe de la sección de deportes Enrique Prendes solía burlarse cordialmente de mi dedicación a los asuntos sociales y políticos adjudicándome la condición de 'progre'. «Ah Carballeira (así me llamaba), mientras estén por ahí los generales Milans del Bosh, Campano e Iniesta, los progres no tenéis nada que hacer. Al primer cañonazo os hunden la lancha».