Luego nos ponemos a hacer porras con el número de concejales que conseguirá cada partido, de los 31 en liza en el ayuntamiento malagueño que se adjudicarán este 26 M. La mía es PP 11, PSOE 11, Ciudadanos 4, Adelante Andalucía 3 y Vox 2. María José Vidal, con su clase y su humildad periodística, extraña en el oficio de comunicador y comunicadora, aporta su hermosa sonrisa como discreta herramienta de disección a la hora de darnos y quitarnos la palabra. No sé cuánta gente escucha Canal Málaga, pero ahí están pesos pesados como el delegado de ABC, Fernando del Valle; Matías Stuber, el tipo más guapo de La Opinión en la sección de Política (espero que me esté leyendo su madre) y la semana pasada también el avezado y entrañable Antonio Montilla, de SUR.

De la Torre, pese a tener la marca a la baja, resiste incluso a su empecinamiento en seguir presentándose. Como ya he escrito en otras ocasiones, para muchos no hay otro alcalde más alcalde posible. Dani Pérez no brilla por su experiencia contrastada, pero sus ganas y la propia superación de su irrelevante tartamudez en los debates -algo que nadie se atreve a comentar y todo el mundo comenta- no son un lastre para el claro ascenso electoral de su partido. Lo podremos comprobar esta noche en 101 TV, en el insólito cara a cara que ha aceptado el alcalde. De la Torre puede machacar a Dani con su ciudad en la cabeza y su inhumana capacidad nemotécnica. Pero, cuidado, no se maneja bien en el cuerpo a cuerpo si el arma no son los datos. Dani Pérez se presenta sin tener ni la mitad de la presión que quien es alcalde desde hace casi 20 años y con el relajo de ser el siguiente candidato socialista dispuesto a perder una vez más. Ya van cinco desde que se retirara de la liza el alcalde Pedro Aparicio: Martín Toval, Francisco Oliva, Marisa Bustinduy, María Gámez y ahora el propio Dani. Es cofrade, conoce el Ayuntamiento en la oposición y ha sabido esperar, porque no es tan joven como pretenden quiénes pretenden invalidarle, pero sí lo suficiente para representar la regeneración en marcha de los dos grandes partidos de gobierno en España desde 1982. Es raro, a propósito, que anteayer fuese Susana Díaz quien le apoyase y no Sánchez, que ayer apoyaba candidatos en Córdoba y Sevilla. También tenía su gracia ver a Rajoy en Alhaurín de la Torre el mismo día que Susana malagueñeaba.

Ciudadanos ha tardado demasiado en respaldar a Cassá como candidato. Personalmente creo que eso no le ha beneficiado. Por supuesto que, si al final este artículo cargado de futuribles se queda en nada, contradicho por los ciudadanos en las urnas el domingo, comenzaré el siguiente asumiendo la pifia y rezando algún Padre Nuestro (pese a que, por recordar una de las frases de mi querido Punset recién desaparecido: Dios es cada vez más pequeño y la ciencia más grande) Juan Cassá gana mucho en corto, pero aún está lejos de quienes han de votarle. Celebro, en todo caso, comprobar que se muestra mucho más sereno que su líder nacional, Albert Rivera, el hombre crispado.

Eduardo Zorrilla, por resumir también, aunque eso sea siempre injusto, tiene dos virtudes que la harían resistir al voto útil socialista. Su coherencia de años y resistencia malacitana en una marca diluida a nivel nacional, Izquierda Unida, y su clara oposición al rascacielos del puerto. Una propuesta que también visibiliza con vehemencia Rosa Galindo desde Málaga Ahora, es verdad, pero son demasiadas siglas para pedir lo mismo y con un PSOE en la cresta de la ola.

Y de todo esto habremos de hablar esta noche gente de la talla de Antonio Méndez, cantante solista que dirige Málaga Hoy; Jose María de Loma, escritor que figura como redactor jefe en La Opinión; el veterano Rafa Porras, figurante de Spielberg en Los papeles del Pentágono; la profesora Laura Teruel o José Manuel Atencia, periodista veleño que habla en la SER, en el programa que dirige el omnipresente Teodoro León Gross en 7 TV. Ojú.

Pero no me olvido de los dos de Vox. El resultado que le doy en la porra tiene que ver con la Ley D'Hont. Es un voto amalgamado. Un voto de castigo, de insatisfechos, de desencantados, de radicales, de nostálgicos y de gente desprejuiciada y muy joven que vota con documentación indocumentada en rebeldía. La aritmética del voto en Málaga convertiría en dos (José Enrique Lara y Sonia Crespo) o en nada los concejales de Vox. Como no creo que quien vote a esta formación tenga la bandera verde y morá en la cabeza al hacerlo en las municipales, volverán a votar 'por España' aunque sea para alcalde.

Y a un domingo, ya.