Juramento

Cuando al inicio de la XI Legislatura Patxi López y García Escudero permitieron a diversos diputados y senadores prometer acatar la Constitución con fórmulas tan esperpénticas crearon un mal precedente. El martes unos diputados lo hicieron con lealtad al 1º de Octubre y a la República Catalana, lo que es una contradicción y un número circense de pésimo gusto mientras otro lo hacía desde su consideración de preso político, gilipollez esta imposible de darse en un Estado de la UE, democrático y de derecho. El Constitucional, el Supremo, la Mesa de las Cortes, los letrados de la misma, etcétera, estudian cada uno por su parte lo que procede autorizar o no a estos presos preventivos en tanto que desde los platós de televisión se entrevistan a diversos catedráticos de Constitucional sobre el tema y cada uno ofrece su particular versión, a veces unas en las antípodas de las otras. En suma, nos encontramos inmersos en un galimatías jurídico-político de gran calibre y ante una cordillera de ambigüedades. En tal situación ya me entra la risa floja cuando pienso qué fórmula de acatamiento emplearía Puigdemont caso de pasar de «euroevadido» a europarlamentario, en el también supuesto, claro está, de que tenga que venir a Madrid a recoger el acta, lo que también ponen en duda muchos juristas y expertos en Derecho Constitucional. Lo dicho, todo son dudas en nuestra política.

Emilio Pérez DíazMálaga