Reflexiono, como invita este sábado, sobre las actitudes de los púgiles en el combate electoral. No puedo evitarlo, como le repetía una y otra vez el vizconde Valmont, tras romper con ella, a la delicada madame de Tourvel, mientras ésta se ahogaba en llanto, en la película de Stephen Frears Las amistades peligrosas (1988). La película fue la segunda de las seis adaptaciones cinematográficas que hasta hoy tiene la espléndida novela Les liassons dangereuses, que escribió en 1782 el francés Choderlos de Laclos. No puedo evitarlo, repetía una vez y otra el libertino Valmont, encarnado por John Malkovich en una de sus más celebradas interpretaciones, negándose contra sí mismo, herido de muerte por el amor verdadero, a la joven, también muerta en vida al escucharle, que lo dio todo por él.

P...

Cuántos, aunque heridos de amor por el alcalde que tanto ha hecho y más años lo ha sido en democracia en Málaga, le retirarán a Francisco De la Torre su voto musitando «no puedo evitarlo». Y cuántos lo mantendrán pese al viento de cambio de ciclo, pensando lo mismo. En esas dos acciones, de todas las que se puedan producir ante las urnas mañana, estará, creo, el principio de la siguiente temporada de Juego de Espetos. Porque hasta mañana, en que el pueblo quite o ponga rey, ya todos son fichas en el tablero electoral. De la Torre es la torre, pero la más alta, o sea la reina, aunque cada vez menos inexpugnable. Daniel Pérez es todo un alfil, pero sólo puede moverse por las casillas blancas. Juan Cassá es el caballo, el único que puede saltar por encima de unos u otros y posarse en blancas y en marrones. Eduardo Zorrilla es el ejército de peones, letales si llegan al final y ficha nueva (y además tiene el voto del laureado actor malagueño Antonio de la Torre, que lo ha pedido para él en las redes sociales). Rosa Galindo y José Enrique Lara, tan distintos, pero en esto no tan distantes, pueden restar y sumar concejales a los demás en una aritmética endiablada. Galindo, y ya veremos si Lara pese al -frenado- empuje de Vox, parece que será una ficha comida al cierre de los colegios electorales. O...

PTA 125

De la Torre insiste, por tanto, pero los demás ya existen. Por ahí va a ir la cosa. Pero hoy hay que evitar insistir en lo tanto insistido estos días de campaña. Hay que poder evitarlo. Como se podía evitar el tamaño del atasco diario en la entrada al PTA de quienes día tras día lo llevaban sufriendo tantos años. Parece de chiste que se haya habilitado un carril reversible, unos semáforos, unas cámaras, ampliado una glorieta y acondicionado una calle, medidas supletorias, al fin y al cabo, y con eso se haya reducido ya provisionalmente el estancamiento de vehículos de manera considerable. El titular de esta semana en La Opinión al respecto era definitorio: Las retenciones en los accesos al PTA pasan de 5 kilómetros a colas de 125 metros. Hice incluso una broma en una red social por cómo la Junta hasta ahora había tratado, o mejor, no había tratado, ese problema en Málaga. No pude evitarlo.

Carolina

Tampoco he podido evitar que me pasen injustamente desapercibidas otras cosas que nos han pasado a todos, diluidas por esta campaña electoral que ya llega a mañana, pero muy lejos de hacerlo con un hermoso galope, más bien avanza con fatigoso trote cochinero. El miércoles se nos murió Carolina. Me quedé prendado de sus ojos enormes en la foto que su colegio de las Trinitarias puso en la noticia de su fallecimiento. La fuerza de Carolina Cerezo al poner en marcha la campaña que le diera una oportunidad alternativa al pésimo pronóstico de su carcinomatosis peritoneal me impresionó. Todos tenemos gente que sufre entre los nuestros, gente que lucha a diario por respirar con dignidad y alegría. Un día quizá seremos nosotros quienes lo hagamos. Las estadísticas son claras. Pero el llamamiento, tan joven y linda, de Carolina... «Busco alguna vía que me permita seguir disfrutando de la vida. Sé que mi cura está ahí afuera. No me pienso rendir hasta que no agote todas las opciones». Hay gente que brilla el doble, como se decía en aquella secuencia de Blade Runner, pero dura la mitad. Siempre lo pensé con Pablo Ráez, cuyo rostro jamás se me va de la cabeza. Cariños respetuosos a la familia de Carolina. A la de quienes luchan y viven mucho cada día, aunque los días no sean muchos. Toca vivir por ella, también.

Promesas

Lo demás a partir del lunes seguirá siendo el eco de la promesa repetida del Guadalmedina, del soterramiento del Paseo de los Curas, del Metro al PTA, del Auditorio en San Andrés, de los bosques urbanos, del intercambiador en la Marina, de la Torre del puerto (que debería hacerse en San Andrés o en la Térmica y en el puerto y sin altura el auditorio), de Limasa (lo que satura al ciudadano al que lo que de verdad le importa es la limpieza no la empresa), del Astoria... Porque hoy es sábado.