Llevo varias semanas sin escribir por diferentes razones, pero esta semana no podía fallar. No podía fallar porque, aunque un pajarito ya me había dicho algo, tú ya hiciste público que dejas tu programa de la tele. Si haces esto es porque será el primer paso para afrontar nuevos retos en tu vida y la vida de tu familia. El camino que tomas ahora tendrá sus dificultades y sus alegrías, igual que en ese largo camino que te has trabajado en el mundo del periodismo deportivo tantos años. Es probable que esas dificultades y alegrías sean diferentes. De lo que estoy seguro es de que si decides dar este paso, si tienes claro que debes salir de tu zona de confort, es porque eres un valiente en busca de una mayor felicidad para los tuyos y para ti. Sí, lo escribo en ese orden porque sé que habrás pensado en los tuyos antes que en ti cuando tomas una decisión de tanta importancia en tu vida.

Tú eres, y serás siempre, periodista deportivo. Pero creo que no puedes negar que de entre todos los deportes que has tenido que tratar como periodista, siempre has demostrado un cariño especial por nuestro baloncesto. Esto sorprende porque no tienes pinta de jugador de baloncesto y alguna vez en tu programa he visto que estilo tirando a canasta tampoco tienes. Y por eso tenemos que agradecerte doblemente lo que has hecho en estos años por el baloncesto malagueño. Conseguir que un programa de baloncesto provincial en una cadena local dure tantos años es fruto del trabajo profesional tuyo y de tu equipo, que ya es mucho. Pero también es gracias al amor y el respeto con el que has tratado nuestro deporte y esto es mucho más importante. También has sido crítico cuando lo has considerado porque es tu deber como periodista y eso te honra.

Seguramente no eres consciente de lo que has ayudado al baloncesto malagueño. Lo has hecho sin meter una canasta, sin pedir un tiempo muerto, sin ganar ningún campeonato ni levantar ningún trofeo. Has sido, eres, uno de los nuestros sin ponerte una camiseta porque tú eras de todos los equipos de Málaga. Tu equipo era el baloncesto malagueño. Sabes que estoy casado con una periodista y entiendo un poco cómo está tu profesión. Seguramente, los medios para hacer ese programa no estaban a la par con tu talento como periodista. Pero cuando ibas al programa como invitado o veías una emisión te dabas cuenta de que para ti lo importante era hacer un trabajo profesional. El programa que dirigías era dinámico, moderno, divertido. He tenido la suerte de ser invitado en varias ocasiones y en distintas etapas. Cuando estaba allí percibía ilusión, entrega, responsabilidad, creatividad. Y allí estabas tú, con tu guión preparado y trabajado dispuesto a hacer sentir a cada invitado como una estrella del baloncesto. De lo que no te dabas cuenta es que nosotros los invitados teníamos claro que la estrella eras tú.

No sé si estaremos a la altura agradeciéndote todo lo que has hecho por el baloncesto. Será difícil. Pero yo confío en mi gente y tengo claro que habrás recibido cientos de mensajes de agradecimiento basados en el cariño y el respeto, los dos pilares en los que tú te has basado para tratarnos a nosotros. Y también se lo has puesto muy difícil a quien te vaya a sustituir. Seguro que habrá aprendido de ti que asume una enorme responsabilidad y puedes estar tranquilo, todos le ayudaremos para que lo haga muy bien.

Te echaremos mucho de menos sin duda. Dejas el listón muy alto y una última enseñanza: en la vida hay que ser valiente. Mucha suerte en tu nuevo camino. Sé que sabrás encontrar tu sitio y que, sea cual sea tu cometido, lo sacarás adelante con profesionalidad y talento. Deseo que seas capaz de encontrar una mayor felicidad, que es lo que persigue todo aquel que da un giro a su vida como el que tú estás dando a la tuya. Y espero que no te olvides de nosotros, que seguiremos dándole a la pelotita. Nosotros jamás te olvidaremos a ti.

Muchas gracias por tanto, Fali.