Ha muerto Eduard Punset y no es el momento de hacer chistes. Ha desaparecido quien durante casi veinte años dirigió y presentó «Redes» en TVE, menos bromitas. Nos ha dejado una figura que tiene en su haber el inmenso mérito de haber convencido a TVE de que en su parrilla aunque fuera en La 2, y aunque fuera a las tantas debía haber un programa sobre ciencia no como algo excepcional, sino de forma habitual y con una garantía de continuidad, así que sobra el pitorreo. Nos hemos quedado sin el gran personaje mediático que sustituyó nada menos que a Félix Rodríguez de la Fuente como referente e imagen de la ciencia en la tele española. Creo que se merece un respeto. Por eso me parece imperdonable esa unanimidad apabullante señalando que con Punset hemos perdido al mejor y más grande divulgador científico de la historia reciente de nuestra televisión, al frente del más longevo y mejor programa de divulgación científica que hemos tenido. Pero, por favor, claro que es así, no queda otra. Lo es porque durante años fue el único y tras su marcha TVE dejó el puesto vacante. Lo es porque durante lustros no hubo otro y a ningún otro le dio TVE la oportunidad de relevarle. Lo es porque durante décadas no tuvo competencia y al marchar no tuvo sustituto. Qué falta de tacto recurrir a este elogio envenenado. ¡El mejor! Pues claro. ¡El más grande! Por supuesto, no te fastidia. En TVE deberían ponerse colorados viendo estas perversas aclamaciones a Punset. Cuanto antes TVE debería incluir en su parrilla programas de divulgación con vocación de continuidad al frente de diferentes divulgadores con perfiles variados para que esto no vuelva a ocurrir. La existencia de conjuntos formados por un único miembro es peligrosa porque puede acabar en pitorreo. El Vaticano ya lo ha solucionado y nuestro reino también. Cuando llegue el fatídico día, nadie podrá pitorrearse diciendo que ha muerto el mejor y más grande papa que hay, ni que ha fallecido el mejor y más grande rey que tenemos. Es lo bueno de que haya dos.