A ver, se retoma la rutina, es domingo tarde-noche, ya se ha jugado la jornada de Liga y acabó la Fase Regular, por lo tanto, es fácil, hay que escribir de lo que ha sido esta temporada en sus treinta y cuatro jornadas y qué se puede esperar de nuestro Unicaja en el play off. Quizá no lo crean, pero que las instrucciones para ver qué publica uno cada martes en esta casa se condensan en: «Lo que te salga del teclado», que Emilio Fernández y Fali Guerra se han encargado de repetir cada vez que he preguntado. Ya se ve, libertad absoluta, lo mejor que te puede pasar, pero a veces es todo un dilema.

Recuerdo cuando llegué a La Opinión de Málaga, hace poco más de nueve años (mi primera publicación es del 18 de mayo de 2010). Reconozco que cuando se me ofreció ocupar una contraportada pensé que era una broma, que alguien no profesional como yo, tuviera esa responsabilidad me parecía una temeridad absoluta, pero con todo el atrevimiento del mundo ahí empecé, y aquí seguimos.

Que yo esté aquí, aunque sea permanentemente de forma provisional, significa cumplir con la que siempre fue mi vocación, y además no añadir el apellido «frustrada», pero ver como grandes profesionales del tema, tienen que abandonar es una mala noticia, no sólo para mí -que lo es-, sino para todos ya que es una derrota que se extiende sin final.

La despedida de Fali Guerra es algo triste, y hablo de ello en primera persona, como ocurre en todos los aspectos de esta vida, ni La Opinión ni 101TV van a cerrar por su salida, la información de baloncesto seguirá en el periódico y en «Zona Verde» (ahora de la mano de otro grande como es Emilio Guerrero), pero si no digo que lo echaré de menos, no sería ni justo, ni sincero.

Digo que es algo triste porque esta profesión tan bonita pero tan madrastra no está para perder gente de este calibre. Ya no lo estaba para perder anteriormente a otros, porque con la precariedad, la mala gestión y los sueldos indignos va sobrada de inconvenientes. No hace falta que algún aficionado o algún dirigente poco contento con lo que lee te muestre de forma más o menos patente su desacuerdo, se me hace muy difícil ser consciente que al otro lado no se encuentra alguien con tanta pasión como yo para con esto y que no sólo se emocionaba, sino que además transmitía su emoción y ha sido capaz durante tanto tiempo de hacerme sentir importante cada vez que me ponía a su lado, ya fuera en la televisión o virtualmente en el periódico.

Aunque piense que la información de baloncesto en Málaga, es ahora algo más triste y tiene menos riqueza al unirse Fali a muchos nombres que terminaron dejándola, ya sea de forma voluntaria o forzada, esto seguirá. Ojalá que quienes deciden tengan el acierto de elegir a quien ocupe su hueco y que gestionen convenientemente los medios para que no se frustren vocaciones, o que simplemente, nadie llegue a pensar que al final no merece la pena, porque puede haber muchas decisiones erróneas, pero apagar pasiones, es un lujo excesivo.

Al igual que este año me hubiera gustado escribir cosas ilusionantes sobre el Unicaja y su hipotético renacer deportivo y en el resto de aspectos, nada me hubiera contentado más que no tener que escribir sobre gente que deja de estar a mi lado, y aunque no voy a cometer la osadía de llamarlo compañero, reconozco que me siento huérfano al saber ese loco de Fali no va a estar al otro lado.

No me quedo solo, está claro, pero va a resultar difícil acostumbrarse a su ausencia y no incluirlo en la despedida de mis correos cada vez que envío el artículo al periódico, esa banda de «canallas», como he acostumbrado a nombrar, tendrá una vacante prácticamente eterna. Un abrazo y mucha suerte.