Más ocupado desde Berlín en los asuntos europeos, no había seguido con la debida atención, debo confesarlo, la campaña de las elecciones a la Comunidad de Madrid, y sólo ahora, al venir a votar a la capital del Reino, he conocido algunas de las perlas de la candidata del PP a presidirla.

Perlas como éstas: «Es ofensivo hablar de empleo basura para la persona que está, deseando, a lo mejor, ese empleo basura». «Defiendo a la mujer que emprende una semana después de dar a luz» o «Un día os vais de vacaciones y cuando volvéis, Podemos habrá dado la casa a sus amigos okupas».

¿Es posible que una mujer, o un hombre capaces de decir en público tales cosas pueda llegar a presidir, no ya la Comunidad de Madrid, sino cualquier institución pública sin que siquiera se sonrojen quienes la auparon?

Una política, la candidata del PP, licenciada, según sus datos biográficos, en Ciencias de la Comunicación, que afirma además que «los atascos» de Madrid hacen «la ciudad más especial» y son parte de su «vida».

¿No ha oído hablar de la contribución del automóvil particular a la contaminación de las ciudades o de que es causa de miles de muertes prematuras todos los años?

O es que, como a la liberal que es, eso le trae sin cuidado porque está por encima de todo la libertad del individuo a hacer lo mismo con su vida que con el coche de su propiedad lo que le dé la gana. Pura doctrina Esperanza Aguirre.

Es cierto que con eso de las redes sociales y las tertulias televisivas convertidas en puro espectáculo, la política está hoy muy degradada. Pero ¿puede la ignorancia llegar al poder sin que nadie haga nada por impedirlo?

Porque no se trata en ningún caso ya de simples 'boutades' de una política bisoña destinadas a epatar o provocar, sino que con seguridad reflejan lo que en el fondo piensa y piensan también seguramente, aunque no lo digan, algunos de los que impulsaron su candidatura.

Dicen la inverosímil candidata del PP y sus eventuales aliados de la Ciudadanos y Vox que harán todo lo posible por reformar o incluso revertir a la situación anterior el Madrid Central, una de las medidas estrellas del anterior equipo de Gobierno de la ciudad.

En este país, los políticos se dedican con demasiada frecuencia a deshacer lo que hicieron antes quienes los precedieron en el cargo, y ello porque sí, sin atender a eventuales consecuencias.

Cuando a primeras horas de la mañana, uno sale a dar un paseo por cualquier barrio céntrico de Madrid y se fija en el tráfico, verá que la inmensa mayoría de los coches van ocupados únicamente por quien va al volante.

Pero no importa, seguiremos aquí construyendo más aparcamientos, más pasos subterráneos y ruinosas autopistas. Y seguirá el Gobierno lanzando más planes Renove para incentivar la compra de coches.

Luego nos lamentaremos todos, políticos incluidos, de que no pueden cumplirse los objetivos de reducción de emisiones. ¡La libertad del individuo y el negocio privado, ante todo!