La ultraderecha salvará al PP y a Casado de su debacle electoral. Vox tiene la última palabra y con Ciudadanos paliarán el sonoro fracaso del Partido Popular. Todo lo demás, son paños calientes. El PSOE, siendo el ganador, puede no gobernar en plazas de tanta importancia como es Madrid. ¿Qué sucederá a partir de ahora? Cambalaches y juego de tronos. Es la hora de los pactos, asignatura pendiente entre la clase política española. Salvo PP y Ciudadanos, nadie quiere tener de compañero de viaje a la ultraderecha de Vox. Hasta el socio de Ciudadanos, Manuel Valls, ha pedido a Rivera que se salga de la onda de la ultraderecha y si no lo hace se marcha él. La sonriente Inés Arrimadas y el triste Villegas harán realidad el cordón sanitario al PSOE y a Pedro Sánchez. Arrimadas sigue manteniendo, sin pruebas, que Pedro Sánchez se ha entregado a los independentistas. Ciudadanos no se fía de Pedro Sánchez y no tiene miedo al abrazo del oso, de Vox. Los resentimientos de Rivera hacia Sánchez son extremos. Pedro Sánchez es el demonio y se impone apostatar de él y de su mensaje; mejor entregarse en cuerpo y alma a los bien ponderados principios de Vox y arropar con ardor y valentía al Partido Popular, partido gangrenado por la corrupción y que tiene en la cárcel o como imputados a más personas que parlamentarios, ochenta y siete por sesenta y seis. A Casado solo le resta nombrar a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz popular en el Congreso. Para este viaje no se necesitaban tantas alforjas. Hay barones que trinan, pero no mandan.

Vox quiere tarta y Ciudadanos se sentará a la mesa, con el Partido Popular de anfitrión. El pacto andaluz, pero mejorado. Vox pone precio a sus votos y Ciudadanos hará lo mismo. De seguir así la imagen de la plaza de Colón de reeditará en muchas partes de la geografía de la madre patria, allí donde el PSOE no suma con las izquierdas de Podemos y adláteres. Podemos y sus múltiples variables se han hundido en la miseria y ya no le queda ni fuerza a Pablo Iglesias para mendigar un puestecillo. El PSOE haría mal si olvida que Podemos y confluencias disponen de 48 diputados, cifra nada desdeñable.

La juez Alaya sigue recibiendo varapalos y cada vez más se demuestra que las instrucciones sumariales sobre gestión del Gobierno andaluz tenían una profunda carga política. Alaya ejerció de auténtica oposición al Gobierno socialista, suministrando munición averiada al Partido Popular andaluz. Nada de Mercasevilla, nada de los cursos de Formación, nada en los avales de la agencia IDEA. Todo se ha diluido como un azucarillo. Los socialistas lo pagaron en las urnas. Pero ¿quién restituye el honor de tantas personas puestas en la picota? La juez Alaya, con sus actuaciones y calificaciones judiciales, ha demostrado su incapacidad profesional, su inquina política, cercanía a las tesis sostenidas por el PP y haber hundido la vida, moral y profesionalmente, de muchas personas. ¿Dormirá con la conciencia tranquila? Y queda la sentencia del caso de los ERE. En el juicio oral se puso de manifiesto que de causa general contra el Gobierno de la Junta, nada de nada. Ni hubo enriquecimiento personal, ni el Gobierno andaluz se constituía en mafia para delinquir. Y la juez Alaya sigue paseando su incapacidad con el histórico carrito. Muy gordo.

Y hay que celebrar que, después de seis años, haya habido consenso en el Parlamento andaluz. Elías Bendodo ha sido el muñidor y demostrada capacidad para buscar el diálogo y conseguir el consenso. Y hay que resaltar que mientras el PP estuvo en la oposición no fue posible y ahora el PSOE, con sentido de estado y responsabilidad institucional, como ha dicho Mario Jiménez, da el placet a los acuerdos. De ellos, uno que me toca muy directamente: el nombramiento de mi hijo Juande Mellado como director general de RTVA. Estoy convencido de que se rodeará de un buen equipo, sabrá gestionar presente y futuro de la radio y la televisión andaluza, de vital importancia para nuestra tierra y pondrá lo mejor de sí para hacer una radio y televisión al servicio de la información y de los ciudadanos. Suerte, Juande, y al toro.

Susana Díaz y Pedro Sánchez enterraron el hacha de guerra. La primera renunció al canto de sirena de ocupar puestos de responsabilidad en Madrid y se queda en Andalucía, con un objetivo claro y definido: recuperar el Gobierno andaluz. Hay una hoja de ruta en su pensamiento que no admite otra cosa. Y es sabido que Susana es de piñón fijo y quiere arrancarse el dolor de la noche en la que aún ganando, perdió el poder. Y quiere recuperarlo. Pero antes, Susana Díaz tendrá que soltar lastre y cuidarse de Ábalos. Es un consejo, de nada.