Ramón Espinar quiere disputar el liderazgo de Podemos a Pablo Iglesias. Parafraseando aquello de «o César o nada», Iglesias o ministro o nada. Su cartera sería su escudo. Sin ella, se lo van a comer.

Espinar, lucro con VPO, dos coca colas al día tras despotricar de esta multinacional de bebidas, se presenta como la regeneración y el aire fresco habiendo ostentado ya un alto cargo en el Senado. Lo mejor para un revolucionario es que lo pasen por el Senado, sale culiferro y partidario de crear una comisión cuando hay un problema. Errejón se apresta a extender su partido (Más Madrid) a toda España. No tendrá huevos de llamarlo Más España, sería algo inédito: una izquierda sin miedo a ofender a los nacionalistas. A Iglesias flaco todo se le vuelen Kichis. El alcalde de Cádiz y la cabeza visible de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, le hacen también oposición a Iglesias, no lo invitan a los actos de campaña y pretenden desligar la marca andaluza de la nacional, dotarla al menos de más autonomía.

Sánchez, en fin, torea a Iglesias, que es un novillo cansado que está ensayando ser amable con el torero. Algún editorialista, tal vez con la euforia que da desayunar muy bien, da ya por muerto políticamente a Iglesias. Creemos sin embargo que le queda un ciclo en el que podría hacer brillar de nuevo su estrella. No falta en Podemos quien desdeñando el leninismo se decanta por lo dinástico: que acceda a la prelatura Irene Montero.

La tuitera Embruixaidora decía ayer que Pablo Iglesias tiene más traidores que Julio César. No sabemos si Espinar viene a hacer de Bruto. O ya lo ha hecho. La portavoz de Podemos, Noelia Vera, afirma que ya sabe lo que quiere Espinar y que no está nada bien airear en los medios las disputas internas. Los medios la reclaman de continuo y en la mañana de ayer hizo toda una gira televisiva. O sea, ella sin quererlo alimenta ese ruido mediático. La crisis de Podemos se amplía pero pronto comprobaremos que los problemas del partido morado tal vez no dan la audiencia que daban antes, cuando Iglesias en plenitud y en las nocturnidades de La Sexta arrasaba como tertuliano. Lo de los pactos se complica, lo complican Ciudadanos, el PP y el PSOE, pero Iglesias trata de pactar con el diablo. Que para algunos es Sánchez. No para él, que lo considera el Dios presidente. Y quiere sentarse a su diestra.