Ciudadanos y Partido Popular andan atascados en qué áreas se reparten para gobernar la ciudad de Málaga. Al menos a la hora de escribir estas líneas. Ayer el alcalde De la Torre estaba en Madrid, o así lo dicen los encargados de su agenda. Y algunos negociadores, que lo negocian todo y están en todas las salsas, cosa que los pone muy salsones, tenían sevillismo o gira de pueblerío. Total, que hoy o a lo sumo mañana viernes se anunciará de qué va a ser concejal Juan Cassá, que es a lo que se reduce el misterio. Dos concejales naranjas, dos. Que para el PP valen su peso si no en oro ni en plata sí en bronce, un bronce que por serlo no es menos apreciado.

Con todo, el acojone anida en el regidor en funciones y entre los populares. No se fían de que Cassá pudiera haber sido camelado por los socialistas, carantoñas Pérez, aprovechando lo muy decepcionado que está con Rivera y su partido y pegue un susto el sábado en el pleno de investidura. No es probable. Nada. Pero hasta que el munícipe por antonomasia no tenga la vara de mando en la mano no estarán tranquilo ni él ni los muchos que han de revalidar cargo. Ciudadanos está exigiendo áreas potentes, Turismo y tal, con algún adorno y también que lleven aparejadas, que estén medianamente dotadas, de cargos, direcciones, gerencias o similar para insertar a gente de la lista que no ha sido elegida. Y dirigentes o afines al partido. El PP por su parte, una vez que entregue canonjías varías se deshará de algunas de las viejas exigencias «regeneratorias» de Ciudadanos y volverá a algunas prácticas, como nombrar en las concejalías directores de distrito que no sean necesariamente funcionarios y sí políticos. Las direcciones de área fueron para el PP una magnífica cantera para jóvenes promesas que ya han enganchado toda la vida cargo tras cargo en esa o en otra administración. De la Torre no quiere ceder Cultura, joya de la corona, ni por supuesto Urbanismo, ni loco. El regalito de Limasa podría estar en regateo inverso. Lo relacionado con el empleo es muy querido en Cs.

Ciudadanos necesita áreas en las que se visualice que hace algo en la vida, pero también que tengan parné y covachuelas. En estos momentos hay algún naranja soñando, pongamos por caso, con una Promálaga o Emasa o Smassa de la vida. O con los infes y gestrisanes que en el mundo (municipal) son. Cassá no le coge el teléfono ni a Movistar y eso que quería Nuevas Tecnologías. Hace bien. La transparencia está sobrevalorada. Hay un deber cívico y democrático de informar pero lo cierto es que la inteligencia es discreta y la discreción es síntoma de prudencia, cosa muy necesaria a la hora de repartirse la pastela y los cargos, o sea, las responsabilidades políticas.