Estás leyendo esto después del partido de anoche. A mí sólo me sale escribir del Málaga, de los play off y de la ilusión. Pero, claro, qué te cuento que no esté en portada. He visto a una ciudad ilusionada, sacando sus colores que, maldita casualidad, son los mismos que los del otro equipo.

El malaguismo quiere vivir algo épico. Algo único que ayude a reconciliar a la afición con las eliminatorias. No recordamos una Copa del Rey en la que hayamos tenido algo de éxito.

Sólo recordamos unos cuartos de final de Champions horribles. Los octavos más o menos bien. Necesitamos de una machada de esas que nos permita respirar con calma en verano, un play off que nos permita sacar pecho. Pero claro, estamos tensos, nerviosos, insoportables, más que un novio antes de la boda. ¡No me hables que no juega N'diaye!

A Víctor y sus 'titantos' jugadores le exigimos mucho. Tanto como sufrimos. Necesitábamos un ascenso tranquilo, como el que ha disfrutado Osasuna. Era lo que esperábamos, un paseo militar como se nos anunciaba a principios de competición. El entrenador, los jugadores€ estábamos en Segunda pero con un equipazo.

Hemos sufrido suficiente, por eso queremos volver. Vamos a volver. Necesitamos volver. No entenderíamos lo contrario. Pero ahí seguiremos, como siempre. Volvamos o no. El dueño tenga hoteles o pájaros en la cabeza, nos acostumbraremos a lo que haya. Saldrá lo peor de nosotros, nos enfadaremos, maldeciremos a todo lo maldecible, pero recuperaremos el aliento y las ganas de sufrir. Es nuestro sino.