Carta abierta a Rafa Nadal

Estimado Rafa Nadal, en primer lugar quiero felicitarte. En segundo lugar quiero decirte que la soberbia, la vanidad, el orgullo..., son unas armas que las cargan los halagos. Pensamos que el problema fundamental es aceptar las críticas, pero para muchas personas puede ser mucho más conflictivo el proceso contrario. Vivimos en una sociedad en la que se venera al triunfador y se menosprecia al que fracasa. Y aunque es bueno tener modelos y tener una alta autoestima, los excesivos halagos pueden derivar en el fracaso estrepitoso del triunfo. Es normal que tu currículum produzca admiración en la gente. También es normal que las grandes estrellas del cine, del fútbol, de la canción, etc., acapararen elogios. Pero si analizamos la forma en que muchos acabaron sus vidas profesionales, nos daremos cuenta de que triunfar no fue tan espléndido como se preveía. En muchos casos se podría tomar el triunfo como una condena. Y el halago como una zancadilla. Por eso me he atrevido a escribirte esta carta, Rafa, porque me caes bien.

Venancio Rodríguez SanzMálaga