Cuenta el periodista y crítico teatral Marcos Ordóñez, en su dietario Una cierta edad (Anagrama), que un amigo psiquiatra le dijo que estaba convencido de que el miedo de mucha gente a los spoilers, es decir, a que les revienten el final de una serie, película o libro, tiene mucho que ver con el miedo a la muerte. El miedo al final. Glub.

Va de suyo que muchos de los que rechazan los spoilers desconocen que no pocas series, libros, etc. tienen una historia universal y con final consabido. Cambia la forma de contarla.

Con tal lectura en el coleto me doy una vuelta por las redes sociales. La polémica del día es a propósito de las declaraciones de un político, si bien podría escribir que el político del día lo es a propósito de unas polémicas declaraciones. A los políticos nunca se les pregunta si tienen algo que declarar porque siempre tienen algo que declarar, con lo cual declaran a diario su incapacidad para el silencio. Lo malo es que si se callan, la prensa tiene que especular. Como se especula ahora con los pactos en Madrid o Málaga o Murcia, etc.

No ha avanzado la mañana y ya he escrito dos veces la abreviatura etc., la columna por la mitad, el vecindario calmo, el sol que entra por la ventana. Neruda escribió un poema titulado El sol. Y en él, desconozco si a propósito del astro rey o del oficio de escribir, afirmaba:

«No sé por qué le toca a un enlutado de origen, a un producto del invierno, a un provinciano con olor a lluvia esta reverberante profesión».

Pero no vamos a ponernos oscuros y sí bajaremos a la claridad de la calle con zapatos alados que complementen nuestro destino áptero y nos lleven al gentío y a la bulla de las calles céntricas, que son como un antídoto a la introspección además de una necesidad. Una necesidad en concreto de ir al supermercado. Siempre me ha fascinado la ciencia, o arte, de colocar los productos en los estantes del supermercado. En el mío de cabecera el pan no está al fondo así que sí puedo entrar, recorrer muy poco espacio, agarrar la barra y dirigirme a la caja. Tal vez haya alguien pensado en eso y así se explica que, pese a la cortedad del tramo, llegue a la caja también con un paquete de galletas y unas manzanas. Manzanas traigo.

Me pregunto, después de pagar, claro, las preguntas hay que hacerlas con las deudas saldadas, me pregunto, digo, cómo será el final del día; y me lo pregunto ya al final de la columna.

Estoy a punto de hacerme spoiler a mí mismo aunque como aconsejaba Umbral, nunca hay que tener muy decidido como se va a acabar la columna. Lo importante es arrancar, encontrar el hilo y tirar de él. Esto también lo aconsejan las hilanderas. Respecto al día: es probable que lo acabe viendo una serie. El último capítulo. Porque sí. En efecto, y no es spoiler, todo llega a su fin.