Dicta el Observatorio Astronómico Nacional que, según indican sus cuentas, cuando el próximo viernes 21 queden seis minutos para las seis de la tarde empezará el verano. Pero en Málaga el periodo estival se ha adelantado. Las vacaciones deportivas han llegado antes de tiempo, incluso antes que las escolares. Y eso que el curso de las cosas estaba marcado para que terminaran las clases de los más pequeños antes que las sesiones de entrenamiento.

Soñábamos con poder festejar el regreso del conjunto malaguista en plena celebración de la Noche de San Juan. Habíamos marcado las once de la noche, siempre que no hubiese habido prórroga, como la hora bruja. Ahí se habrían tomado las playas de la provincia de una manera inédita, con miles y miles de camisetas malaguistas al tiempo que se cumpla con la tradición del lavado de cara a orillas del Mediterráneo. Pero no pudo ser. La afición dio en Martiricos una lección sobre cómo despedir a una plantilla después de dejarse la piel y justo en ese momento empezó a soñar otra vez. Con fichajes con más pegada, con una mejor planificación. El cuento de siempre.

Hoy es lunes y ni tenemos en la agenda entrenamientos del Málaga CF ni mucho menos sesiones del Unicaja, que por su parte se fue de veraneo el 4 de junio. La plantilla verde también nos hizo soñar, después del triunfo en La Fonteta que parecía abrir la puerta a las semifinales. Pero no pudo ser. Y ahí la masa cajista empezó a soñar otra vez. Con fichajes que mejoren la planificación. Con el cuento de siempre. O de casi siempre.

En estas mismas páginas, el capitán del Unicaja, Carlos Suárez, achaca a las lesiones la imposibilidad de haber alcanzado la final de la Eurocup, competición continental a la que los pupilos de Luis Casimiro estarán abocados a jugar de nuevo la próxima temporada. No le falta razón. Como tienen su lógica las afirmaciones de aquellos que insisten en que el Málaga CF tuvo un bajón físico a la altura del mes de febrero que suele repetirse en las escuadras dirigidas por Muñiz. No es tiempo de reproches. Es tiempo de verano.

Hoy también comenzará el periodo estival para el Centro de Deportes El Palo. Esta pasada madrugada ha cubierto la plantilla de Funes el trayecto de más de 800 kilómetros desde Tarazona con el amargo trago de haberse quedado a las puertas de esa soñada final de la fase de ascenso para regresar a Segunda B. Cayó por un solitario tanto de los zaragozanos, campeones de la Tercera aragonesa, que neutralizó el 2-1 cosechado por los paleños en San Ignacio.

Acaban las competiciones y quedan por delante meses de vacaciones en los que poder reflexionar. Ese verbo en desuso por la inmediatez de los tiempos debiera volver a ser tendencia. Tendemos a olvidar lo que se hizo ayer, a primera hora de la mañana, con apenas unos minutos pasados. Ni en tiempo de verano damos importancia a todo lo que de verdad importa. E importa y mucho reflexionar. Tanto como emocionarte por la persona que te quiere o por los colores blanquiazules y verdes de tus grandes equipos.