La tolerancia social con la pereza

El envidioso procura que los demás no descubran su defecto, porque está mal visto socialmente. En cambio, existen muchos perezosos que hablan en público de su condición y que incluso presumen de serlo: «Nadie se avergüenza de levantarse tarde y, por el contrario, se ironiza sobre el que lo hace a las ocho de la ‘madrugada’ con el lechero (...). El cansancio es algo tan aborrecido por el español, que cuando alguien sufre por un amor no correspondido, se dice de él que pasa fatigas». (F. Díaz Plaja: El español y los siete pecados capitales).

Mientras algunos jóvenes perezosos esperan sentados y relajados una oportunidad en su vida, otros, más diligentes, ya la han buscado y encontrado. Esto se viene cumpliendo al menos desde que Esopo publicó la fábula de la cigarra y la hormiga. La orgullosa y perezosa cigarra acabó pidiendo limosna a la diligente y humilde hormiga.

La pereza crónica es un camino ancho que desemboca en el pozo de los perdedores. Por otra parte, ser perezoso debe de ser agotador, porque exige estar siempre buscando la forma de no hacer lo que se debe hacer. La pereza es una de las plagas de la sociedad actual. Afecta especialmente a quienes se pasan las ‘horas muertas’ divirtiéndose en las pantallas digitales, que son incompatibles con el esfuerzo. La pereza es un antivalor contrario a valores positivos, como la diligencia y la responsabilidad. Si no se corrige a tiempo siempre irá a más, con riesgo de convertirse en una adicción. ¿Qué empresa admitiría a un candidato con síndrome de adicción a la pereza?

Enric Barrull CasalsMálaga

Si se confirmara

Un gobierno socialista con el apoyo de Podemos supondría un incremento de la presión fiscal, seguramente con la vuelta de impuestos como el de sucesiones o patrimonio. Pero además, más importante aún, pondría en riesgo un sistema educativo puntero, que ha hecho posible la libertad de las familias y ha implantado modelos novedosos de educación integral. Si acaba confirmándose los pronósticos de hegemonía de la izquierda liderada por Sánchez e Iglesias, sin apenas contrapesos autonómicos y municipales de relieve, podríamos estar ante un rodillo ideológico que plantea serias inquietudes. Sánchez aún está a tiempo de evitarlo.

Jaume Catalán DíazMálaga