En seguida los drones-libelula. "Está escrito", dice a cada tanto Cristo para avalar los hechos con las profecías bíblicas. En realidad todo está escrito, pues, como dijo Marx, no se puede pensar o proyectar nada para lo que no se estén gestando ya sus condiciones de posibilidad. Las profecías serían solo prefiguraciones a partir de las figuras en presencia. Los drones-libélula estaban ya en el filme Dune (1984), basado en la novela de Frank Herbert (1965). Y las pruebas que uno debe afrontar para acceder a ciertas informaciones, demostrando que "no soy un robot" (a diferencia de I Robot, de Asimov), se asemejan a las que debían pasar los sospechosos de ser replicantes en Blade Runner (1982), film basado en una novela del genial Philip K. Dick. La diferencia con las profecías bíblicas es que ahora, al ir todo mucho más deprisa, la profecía pisa ya los talones a los hechos.