La economía malagueña, según Analistas Económicos, cerró 2018 con el mayor aumento del PIB en Andalucía y seguirá a la cabeza de la Comunidad durante 2019. Con la tasa de paro más baja de Andalucía, también encabeza la creación de nuevas sociedades, superada en España solo por Madrid, Barcelona y Valencia: una de cada tres nuevas empresas constituidas en Andalucía se crea en Málaga. Por ello sigue siendo, con mucho, la provincia que más aporta a los tributos andaluces.

La Costa del Sol es uno de los mejores destinos turísticos, gracias a su experiencia y a la extraordinaria calidad de sus servicios. El aeropuerto de Málaga es el principal aeropuerto de Andalucía. Recibe el 70% de los viajeros que llegan a la Comunidad y ofrece conexiones con más de 200 rutas.

El sector agroalimentario de la provincia también ha crecido significativamente en los últimos años, sobre todo con un aumento notable de las exportaciones, especialmente de productos como el aceite de oliva, mango y aguacate.

En el ámbito innovador, se ha generado un gran foco de atracción de talento gracias al Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) de Málaga, que en 2017 celebró su XXV aniversario con 635 compañías y cerca de 18.000 empleados, y al Polo de Contenidos Digitales, pionero en España como acelerador de proyectos digitales.

El liderazgo económico de Málaga se ha traducido también en un mayor protagonismo institucional: el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga preside desde hace cinco años la Confederación de Empresarios de Andalucía y Málaga alberga la sede de Unicaja Banco, la única entidad financiera netamente andaluza que ha sobrevivido a los ajustes del sistema financiero español.

Al turismo de costa se ha sumado en los últimos años el reclamo cultural de Málaga capital, con sus casi cuarenta museos, que no deja de crecer y que ha despertado el interés de medios internacionales como el Daily Mail, The New York Times o Le Monde, sorprendidos por que la capital bata cada ejercicio sus propios números de visitantes y de ingresos.

¿Qué hace, se preguntan, que una ciudad se convierta en imán de atracción de inversiones y de talento? ¿Qué hace que una gran corporación decida destinar sus recursos para invertirlos en un determinado lugar? ¿Qué tienen las ciudades que atraen a personas con alta cualificación y espíritu innovador?

A las personas nos atraen los entornos amables: ciudades con alta calidad de vida, bien comunicadas, bien conectadas, con servicios públicos gratuitos o económicos, con altas tasas de seguridad, con espacios de crecimiento personal para el disfrute del ocio y tiempo libre, con una cartelera cultural completa y vanguardista y con ofertas formativas innovadoras y de calidad.

A las empresas les atraen las ciudades que garantizan la obtención del mayor número de incentivos y minimizan el mayor número de riesgos posibles. Esto se traduce en un marco regulatorio seguro, simple y confiable, que garantice estabilidad; en un mercado competitivo sin restricciones ni distorsiones; en un sistema impositivo estimulante; en unos procesos administrativos ágiles, transparentes y previsibles; en una población activa local joven y bien formada.

Sin embargo, quienes vivimos la ciudad sabemos que ni tenemos las mejores playas, ni las mejores depuradoras, ni el mejor metro y que la competencia es cada vez más dura, tanto la que nos llega de provincias vecinas como la que proviene del otro lado del Estrecho, que podrían sorprender a Málaga en la autocomplacencia.

Málaga puede perder liderazgo frente a otros mercados que sepan adaptarse con mayor rapidez al nuevo entorno de economía digital para ofrecer servicios más inteligentes a sus ciudadanos, para eliminar las bolsas de pobreza e incultura y dotarse de una fuerza de trabajo con mayor capacitación y adaptación a los requerimientos actuales de la industria.

Málaga puede perder liderazgo si su oferta universitaria no se moderniza con alternativas privadas que generen complementariedad y sana competencia. En la solicitud de reconocimiento de la Universidad Privada de la Costa del Sol que hace un año presentaba EADE se aseguraba que la falta de alternativas privadas generaba una sangría de más de 50 millones de euros anuales, amén de una fuga intolerable de capital humano.

La excesiva burocratización de los procesos de creación y desarrollo de negocios, la hipertrofia regulatoria de los sectores productivos, los absurdos requerimientos que frenan y desaniman cualquier iniciativa emprendedora tendrán que sustituirse por medidas audaces que consoliden el liderazgo internacional de nuestra ciudad.