La derecha europea no quiere bromas, España tampoco y las prioridades están claras: a) seguir caminando en la dirección de asegurar una defensa algo más autónoma, como prioridad absoluta para poder tener una economía autónoma; b) mantener cierta ortodoxia económica, aunque no tan inflexible, capaz en todo caso de negociar las disidencias, italiana especialmente; c) mostrar un perfil de cierta dureza en materia internacional, sin encenagarse (almibararse) en diplomatismos, inapropiados en tiempos trumponianos; y d) dejar patente que la derecha ha ganado en Europa. En cuanto a España, ha jugado claramente la carta de su prioridad absoluta, que es Catalunya, a fin de asegurarse de que la UE no flaqueará en este asunto. En conjunto, esta nueva troika, o troupe, o como quiera llamarse, emite un mensaje de firmeza en tiempos revueltos. Al menos la claridad es siempre una virtud.