Lo normal es que en campaña electoral los partidos que ocupan un espacio político cercano se den leña a muerte, para diferenciarse, y luego, una vez medidas fuerzas, alcancen pactos. Eso ha ocurrido en Barcelona para el Ayuntamiento (Comunes-PSOE) y para la Diputación (PSOE-ERC). Lo que en cambio no es normal es que partidos que, aunque se dieran leña, no han ocultado en campaña su voluntad de entenderse, sean incapaces luego de llegar a acuerdos, como está ocurriendo en el Estado (PSOE y Podemos) y en la Comunidad de Madrid (CS, PP, Vox). Tan poco normal resulta esto que habrá que probar a analizarlo en el plano paranormal. ¿Se habrán puesto en marcha en Catalunya los esperados anticuerpos frente a la intolerancia que parecía reinar allí?; ¿se habrá trasferido esa intolerancia a Madrid (donde siempre tuvo nido), tras derrotar al independentismo y comer el corazón a su enemigo?