Suele decirse que la economía no es ciencia exacta, pero la cuestión está en si es o no ciencia, o sea, si tiene capacidad predictiva y es comprobable empíricamente. Un señor de barba nacido en Tréveris hace 201 años, que era un economista como la copa de un pino, consideraba, más o menos, que el marco de la economía era político y tenía que ver con las relaciones de poder entre los grupos sociales. Viene esto a cuento de aquella predicción de que la fuerte subida del salario mínimo afectaría al crecimiento, que hicieron doctos economistas (dando el impacto negativo hasta en decimales) y jalearon los poderes económicos. No sólo no se ha cumplido sino que la mejora salarial y la del PIB ofrecen un paralelismo sospechoso. No es mi intención asociar las dos cosas, desde luego, y menos extraer una ley, pero sí confirmar la buena puntería del maldito señor de barba nacido en Tréveris.