Merkel los ha solucionado sentándose. A los temblores, me refiero. Lo que empezó siendo una metáfora ha acabado en alegoría, o sea, en metáfora continuada. La política sirve a veces a los intereses de la preceptiva literaria. Si yo fuera profesor de Lengua, encargaría a mis alumnos la redacción de un texto sobre la canciller alemana. Como no es el caso, se lo he propuesto a los asistentes al taller de escritura. Uno de ellos dice que Merkel no tiembla: vibra, y que si en su partido hubiera personas con dos dedos de frente se lo habrían hecho saber al mundo. La canciller vibra de emoción cada vez que escucha un himno nacional, aunque no sea el suyo, porque es una patriota nata. Vale. Otra alumna, en cambio, ha pronosticado que la dirigente europea no tardará en temblar también desde la silla, por lo que habrá que acostarla. Será todo un espectáculo verla yacer sobre una cama, junto al político o la política de turno, también tumbados, mientras suena el himno de los países correspondientes. Se ha planteado la duda de si las dos camas deben estar colocadas paralelamente o una encima de otra, en forma de litera.

Lo cierto, ha añadido un compañero, es que la mayoría de los problemas del mundo se arreglan en posición de descanso. La posición erecta, dice, solo sirve para pasar revista. Estoy de acuerdo: hice la mili y puedo asegurar que las mejoras ideas, incluso las mejores ideas castrenses, si fueran compatibles tales términos, le venían a uno cuando el sargento gritaba: «¡¡descansen!!» (al hombre no le bastaba con un signo de interjección porque gritaba mucho). El más joven del taller, que es sismólogo y astrólogo, ha asegurado que el cuerpo de Angela no hace más que recoger movimientos sísmicos de carácter económico que más pronto que tarde aflorarán a la superficie. Le hemos preguntado qué quería decir.

-Que Europa está jodida -ha respondido.

En fin, los alumnos han pasado un buen rato especulando sobre el asunto y luego nos hemos ido a tomar unas cervezas. Los telediarios están empeñados en hallar una justificación médica a una cuestión que seguramente se explica mejor desde la literatura. Lo que hace falta es que sea para bien.