En Sobre héroes y tumbas, considerada la mejor novela argentina del siglo XX, la cual encumbró a Ernesto Sábato como escritor universal, el autor analiza «las verdades últimas (y muchas veces atroces) que hay en el subsuelo del hombre», reflexionando sobre la historia y excavando en la relación entre la conciencia y el mundo exterior del individuo; historias paralelas, concéntricas y turbadoras donde el autor halló la posibilidad de dar vida a los fantasmas legendarios de la literatura.

Si de historia y excavaciones de la misma se trata, Málaga se ubica en la actualidad en su trazo más intenso. La conclusión del informe elaborado por la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía sobre los vestigios de la época musulmana -siglos XI y XII- desenterrados en la avenida de Andalucía en el avance de las obras del metro es categórico: la parte del hallazgo que no sea protegida por la Delegación de Cultura será destruida.

De nuevo, esta urbe padece la constante controversia de preservar nuestro patrimonio cultural o -¿en beneficio del progreso?- sepultarlo, como lamentablemente ha sucedido en tantas ocasiones. Lo cierto es que, según historiadores y arquitectos renombrados, la importancia de los restos del barrio periférico occidental de Málaga, denominado por el geógrafo ceutí del siglo XII Al-Idrisi el arrabal de Al-Tabbanin, está cobrando mayor significación del observado en su valoración inicial.

Por su trascendencia histórica, la pretensión ideal sería integrarlos en la ciudad como fiel testigo de un viaje a la inmemorial Al-Ándalus; a lo que fuimos. Las administraciones deben tener la ética por recuperar nuestra identidad. Ernesto Sábato me comenta sobre este anhelo: «Qué confuso es todo, qué difícil es vivir y comprender».