Todos los días muere mucha gente, es lo que tiene ser humano. Hace unos días fallecía el músico y militar Francisco Grau Vergara que como buen músico tenía orígenes valencianos. Nacido en Alicante, a Grau lo recordaremos los cofrades por obras que pueden ser consideradas clásicas del siglo XX. Grau es uno de esos músicos cofrades que sí quedarán en la historia y no pasarán de moda.

La Quinta Angustia, Soledad del Viernes Santo o El Cristo de los Estudiantes son algunas de sus composiciones cofrades que trascenderán su vida, como lo hará el hecho de que realizara hace más de veinte años los arreglos musicales del Himno Nacional.

A Grau le recordaremos los cofrades, porque Grau no quiso ser un compositor de moda -como está de moda-.

Hoy en día podemos contar con los dedos de una mano los compositores cofrades que se dejan de populismo musical y crean piezas, obras de arte, que van más allá de unos silbidos pegadizos. Grau, general de Brigada, tiene el currículum clásico de los compositores cofrades: López Farfán, Gámez Laserna, Pedro Morales, Abel Moreno o Eloy García. Músicos relacionados con el Ejército que dedicaron buena parte de su obra a la composición cofrade, dotando al género de una cierta enjundia, sustantivo que no siempre acompaña a las obras musicales.

Se ha ido Grau, un gran músico, un excelente arreglista que, como siempre pasa con lo cofrade, pasará a la historia del imaginario colectivo andaluz más por su obra cofradiera que por otros méritos mayores.