Nadie quiere elecciones salvo Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. De lo contrario, ya se hubieran encerrado en habitáculo adecuado, a pan y agua, hasta alcanzar la fórmula adecuada para investir presidente a Sánchez y evitar ir a las urnas en noviembre. No hay más, ni menos. Si no lo hacen serán responsables ante la historia y, sobre todo, ante la izquierda por no encontrar las mimbres para tejer, primero, unos acuerdos de investidura y de gobierno y, en segundo, diseñar las estrategias que permitan que se apliquen las políticas progresistas que necesita España. Todo lo demás, es cuento y ganas de perder el tiempo. Y España no está para dilatar más tener un Gobierno.

No sé, porque me faltan datos, para deducir quien tiene la culpa de lo que está pasando en la izquierda, pero sí quiero dejar claro que políticos sensatos como Alberto Garzón y Errejón, además de Balldoví y otros miembros de las mareas y de los comunes, han manifestado que el acuerdo de gobierno es posible. ¿Qué pasa entonces? Me resisto a pensar y menos a creer que todo se reduce a un problema de desconfianza entre ambos dos líderes. Creo que hay fórmulas intermedias entre lo que pide Unidas Podemos y lo que ofrece el PSOE. Profundizar en ello y busca soluciones no debe ser imposible, Lo contrario, sería condenar a la izquierda al desierto y entregar a la derecha el poder y gobierno de España. Y no es esto lo que dicen y arrojan los resultados de las últimas elecciones en las que, nadie se olvide, el PSOE dobla en escaños a su seguidor, el PP de Casado que consiguió el glorioso resultado de ser el peor de su historia.

Yo entiendo que, a la vista de las encuestas conocidas y las internas que realiza cada partido, los socialistas tengan la tentación de ir, de nuevo, a las urnas. Los sondeos menos malos le hacen llegar a los 132 escaños, nueve más que los que tiene. Buen dato, demostrativo de que el pueblo vuelve a darle su confianza mayoritaria, pero, de nuevo, necesitará de la Confederación de Unidas Podemos que aunque la media de estas encuestas conocidas señala que podrían perder hasta cinco diputados, el PSOE volvería a necesitar la suma de Unidas Podemos. Entonces, ¿a qué jugamos? ¿Queremos abrir las puertas de La Moncloa a la derecha? ¿Se imaginan ustedes un gobierno formado por Casado, Rivera y Abascal? ¡Dinamita pura!

Y dinamita puede ser, también, un gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Hay declaradas opiniones de las diferencias que hay en estos dos partidos. Dos gobiernos en uno, se dice. Y puede ser un permanente polvorín en asuntos de estado tal cual puede suceder con la previsible sentencia del procés (dura, se intuye) y no pocas diferencias sustanciales en asuntos de gobernabilidad. No extraña, pues, que haya desconfianza y recelos. ¿Cómo eliminarlos? Yo no lo sé. Intuyo, pues, nuevas elecciones, medida constitucional por otra parte y que no debe asustar a nadie., ¿Que puede suceder? Pues que la izquierda vuelva a dar un do de pecho y llene las urnas, evitando que la ultraderecha sea la llave del gobierno como ya lo es en Andalucía, Murcia, Castilla-León y Madrid. Ya sé que soy muy iluso de pensar que la izquierda vuelva a ganar, pero al menos habría que darle buenas y comprensibles razones para ir de nuevo a las urnas. Y a esperar los resultados. Habrá que encomendarse a Santa Rita, la abogada de lo imposible.

P.D. (1) Rivera ni está ni se le espera. Perdido en el amor tierno, la aventura del verano y el calor, con Ciudadanos en las encuestas por los suelos ha tenido el valor de echar al ruedo a De Quinto. Así les va.

(2) ¿Y el Gobierno andaluz? Pues de vacaciones mientras que sigue la sangría en Ciudadanos, partido que no tenía suficientes eméritos a su alrededor para poder estar en el Gobierno. ¡Lo que le queda por sufrir al PP de Moreno! Elías Bendodo tiene tajo por delante.

(3) Don Francisco de la Torre (y adláteres) consiguió traerse los Goya al Martín Carpena. Para quitarse el sombrero. Nos costará un poco, pero mejor serán las ganancias.