El poder y el control de los tiempos siempre han ido de la mano. Su manejo tal vez tenga que ver con el carácter y la formación práctica de cada uno. Imaginemos, por ejemplo, que en Sánchez domine su pasado de jugador de baloncesto, un deporte en el que los tiempos no tienen la cadencia regular del reloj, sino que se aceleran y se detienen de forma, por así decir, sincopada. En baloncesto 5 minutos, donde caben muchas jugadas, pueden cambiar la suerte de un partido. Por otra parte en ese deporte resulta decisivo el manejo de los tiempos muertos, una técnica, de gestión muy complicada, para parar el mundo cuando las cosas van mal, cambiando a veces la estrategia, pero también para romper el ritmo de juego del rival, y enfriarlo. Al parecer su posición era la de alero-tirador, en la que se puede anotar sin fajarse en el contacto físico (el preferido de Iglesias en su deporte político).