Nos han repetido tantas veces que el dinero no da la felicidad, que hemos acabado creyendo que es verdad, y nos debatimos continuamente entre el deseo y la culpa. El deseo de ser ricos y la culpa de desear bienes materiales, por creer que ello nos hará ser menos espirituales. Pero, ¿que relación hay entre el dinero y la felicidad? ¿A más dinero, más felicidad? Según los expertos, el dinero influye en la felicidad, pero solo hasta cierto punto. Ellos añaden que, aunque es necesario sentir que están cubiertas nuestras necesidades fundamentales -porque una vida en la pobreza, se hace, evidentemente, más difícil-, a partir de cierto punto de seguridad de las necesidades materiales básicas, el dinero, aunque proporciona momentos de alegría al poder procurarnos mayores bienes materiales, a la larga no influye tanto en nuestro estado general de la felicidad. Resumiendo, opinan que son tres los elementos que influyen de manera determinante en la felicidad: 1) El dinero y los bienes materiales que se poseen. 2) Las decisiones que tomamos cada día. 3) Condicionamiento cerebral, en parte genético y en parte desarrollado en nuestra primera infancia, por la educación, entorno familiar y social. De hecho, son tres las formas en las que somos condicionados en cualquier área de nuestra vida, entre ellas el dinero: a) Programación verbal. O sea, lo que oíamos decir sobre el dinero cuando éramos pequeños. b) Modelado, o sea, cual ha sido nuestro aprendizaje desde la infancia. Por ejemplo, la forma en que se comportaron nuestros padres o tutores con el dinero, si eran ahorradores y sabían ganarlo, si les hacía discutir€ c) Experiencias que hemos tenido con el dinero, con la riqueza y con las personas ricas. Lo cierto es que todo lo que oíamos, y lo que hemos sentido y vivido, ha quedado en nuestro inconsciente, como si fuera la única verdad y ha contribuido a crear nuestro modelo financiero. Señoras, señores, ¿se han preguntado alguna vez cual es su programación respecto al dinero? ¿Lo gestionan bien? ¡Genial! ¿O lo malgastan o eligen siempre malas inversiones? En este caso, no hay que perder la esperanza, ya que, según los expertos, se pueden aprender nuevas estrategias, cambiar la programación y después ejecutar los nuevos programas. Y no estaría de más, porque como dice Woody Allen «El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesitas un especialista muy avanzado para verificar la diferencia».