'No se fían', por Domingo Martínez Madrid

Están acostumbrados al engaño, a engañar y a ser engañados y, aunque es algo que dan por hecho, ese acostumbramiento no impide que la desconfianza aflore en cualquier negociación e incluso permanezca cuando esa negociación ha dado resultado, por endeble que sea. Los políticos no muestran su desconfianza antes y durante los pactos, sino que una vez puestos en marcha y en pleno funcionamiento de los gobiernos a los que han dado lugar, siguen sin confiar en el de enfrente y en el que tienen al lado, por muy compañero de viaje en que se haya convertido. Y lo peor de todo eso es que cada una de las acciones de unos y otros están bajo sospecha del de al lado y del de enfrente, con lo que se genera una ineficacia, más que grave, en toda la gestión de los diferentes gobiernos. Si a todo eso le añadimos que los afanes electorales nunca desaparecen del horizonte personal de los políticos ni de las formaciones que los amparan, el cóctel resultante no puede ser más lesivo para los intereses generales y para el bien común.